Nexo Europa (nº 204) - Europa en juego en París
Es viernes y este es el número 204 de Nexo Europa, la newsletter de actualidad y análisis de asuntos europeos. Seguimos en una semana de transición mirando hacia la sesión plenaria de Estrasburgo y con la atención puesta más en las elecciones francesas y británicas que en nada de la Unión Europea (y sí, obviamente mirando también a la política americana, para qué negarlo).
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Esta semana os traemos el que será el capítulo de ‘¿Y las europeas?’, el podcast sobre las elecciones europeas, dedicado al reparto final de los altos cargos. Lo hicimos desde la terraza de casa, con la sensación de que ya están cerca las tan necesitadas vacaciones de verano, aunque con muchísima pena por despedirnos (de momento, nunca se sabe) de este formato del que hemos disfrutado tanto. Podéis encontrar todos los capítulos en Spotify aquí y en iVoox aquí.
Lo que se juega en París
El Consejo de la Unión Europea puede convertirse en un campo lleno de trincheras y de dificultades para sacar adelante medidas. Ese es el miedo que hay en Bruselas. Si la extrema derecha gobierna en París, la Unión estará muy cerca del bloqueo. Ahora explicamos por qué. Primero, vamos a mirar un momento a lo que está ocurriendo en Francia y lo que nos ha dejado la primera vuelta de las legislativas.
El Rassemblement National, el partido de Marine Le Pen, ganó el 33,2% de los votos en la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia, seguido del Nuevo Frente Popular, que obtuvo cerca del 28% y del partido del presidente Emmanuel Macron, que finalmente se quedó en 22,4% (ligeramente por encima de las encuestas). Ahora los macronistas y la izquierda han realizado retiradas estratégicas de candidatos en ciertas circunscripciones para concentrar el voto este domingo, pero existe una desconfianza brutal hacia los sectores de La France insoumise de Jean-Luc Mélenchon, clave dentro del Nuevo Frente Popular.
¿Un análisis estos días en Bruselas? Pues casi todo el mundo coincide: fuera lo que fuese que tenía en la cabeza Macron le ha salido mal y se ha pegado un tiro en el pie. En el mejor de los escenarios si el RN llega al poder se desgastará antes de las presidenciales de 2027 (este era mi escenario central cuando el buen hombre convocó elecciones anticipadas), en el peor contribuirá a su normalización y consolidará las opciones de Le Pen en una segunda ronda de las presidenciales sin un claro candidato para hacerle frente en estos momentos.
Ahora, vamos a lo importante. Si la retirada estratégica de candidatos o un frente republicano frente al RN (algo que, se ha visto, la inmensa mayoría de la derecha tradicional no está dispuesta a hacer) no funcionan el partido lepenista se podría hacer con una mayoría en la próxima Asamblea Nacional (aunque las últimas encuestas apuntan a que no obtendrá una absoluta ni de cerca) y podría tener las llaves de Matignon. Cohabitación, pues. Un presidente de la república centrista y un Gobierno de extrema derecha.
El problema no es la cohabitación o la posible paranoia general en la que pueda entrar París. El problema es bastante más real y concreto. Como sabéis, el Consejo de la Unión Europea es el órgano en el que están representados los Estados miembros, donde se sientan los diplomáticos, secretarios de Estado y ministros de los Veintisiete para co-decidir junto con la Comisión Europea y el Parlamento Europeo. A diferencia de en la Eurocámara, donde el poder está bastante más diluido y repartido, en el Consejo ocurre justo lo contrario: se concentra y cristaliza con bastante facilidad.
La inmensa mayoría de los asuntos ya no se deciden por consenso, lo que evita que un solo Estado miembro bloquee algo (como ocurre, por ejemplo, en política exterior, como hemos visto en el caso de Hungría y Ucrania), pero las cosas tampoco se hacen por mayorías simples. La UE no deja de ser un club de Estados miembros, y los países deben tener un poder suficiente para entender que la UE no diluye su soberanía: de ahí que muchas decisiones se tomen por “mayoría cualificada”.
¿Qué es y por qué te importa? Bueno, la mayoría cualificada funciona de manera bastante simple: para sacar adelante algo hay que contar con el apoyo de al menos el 55% de los Estados miembros que representen al menos el 65% de la población europea. En otras palabras: si una coalición de Estados miembros suman más del 35% de la población obtienen lo que se conoce como una “minoría de bloqueo”.
Emmanuel Macron podrá seguir siendo presidente de la república hasta 2027, pero si el Gobierno pasa a estar en manos de la extrema derecha el que tendrá representación en el Consejo de la UE (no en el Consejo Europeo) serán los miembros radicales de Rassemblement National. Imaginémonos una reunión de ministros de Interior y Justicia de la Unión Europea en la que la inmensa mayoría de Estados miembros tratan de sacar adelante una legislación a la que se oponen los gobiernos de extrema derecha. Comencemos a sumar: Francia (15,11% de la población europea), Italia (13,25%), Hungría (2,13%), República Checa (2,40%) y Eslovaquia (1,21%) suman el 34,11% de la población, teniendo en cuenta a Gobiernos que formen parte de grupos de extrema derecha o cuyo partido, como es el caso eslovaco, se encuentre en una situación algo compleja (a pesar de que el SMER de Robert Fico es un socio suspendido de los socialistas europeos, precisamente por sus pactos con la extrema derecha) pero decantada hacia la derecha.
Bastaría prácticamente con cualquier otro país (que no sea Luxemburgo, Malta o Chipre) para alcanzar la minoría de bloqueo, y si tenemos en cuenta que el partido de Geert Wilders es el dominante (y forma parte del grupo Identidad y Democracia) es el dominante en el nuevo Gobierno de Países Bajos podríamos estar seguros de que surgirían de manera más o menos habitual minorías de bloqueo.
Esta es la otra clave (la europea) de las elecciones de este próximo domingo en Francia. Hemos hablado durante mucho tiempo del riesgo de la extrema derecha en Europa, de cómo podían ir poco a poco instalándose en el poder. Algunos creían que la fecha clave era el 9 de junio, pero no es así: la fecha fundamental es este domingo y las semanas que vendrán.
Pescando votos
Ursula von der Leyen está en plena pesca de los votos que necesita para garantizarse la elección por parte del Parlamento Europeo cuando la institución vote el próximo 18 de julio. Ella y su equipo llevan muchos días trabajando, incluso antes de ser nominada por el Consejo Europeo el pasado 27 de junio, reuniéndose fundamentalmente con los tres grandes partidos políticos de la Eurocámara, el Partido Popular Europeo (PPE, al que pertenece Von der Leyen), los liberales de Renew Europe (RE) y los socialdemócratas (S&D). Esta semana la alemana se ha reunido con la conferencia de presidentes del Parlamento Europeo y también ha celebrado su primer encuentro con el grupo de Los Verdes.
El encuentro con el bloque ecologista es fundamental porque los verdes tendrán un papel importante. Von der Leyen tiene que elegir si apuesta por acercarse a ellos y sus 53 escaños, o si se aproxima a los sectores relativamente moderados dentro de los ultraconservadores de los Conservadores y Reformistas (ECR), entre los que se encuentran los Fratelli d’Italia de la primera ministra Giorgia Meloni.
Para Von der Leyen todo es una cuestión de equilibrio. Si se acerca a Los Verdes sabe que hay más opciones de que algunos sectores dentro del PPE voten en su contra. Forza Italia, el partido del vice-primer ministro italiano Antonio Tajani, ha lanzado advertencias a la alemana, señalando que los acuerdos deben decantarse hacia ECR, manteniendo así su tesis clásica de que los populares europeos deben apoyarse en fuerzas ultraconservadoras en vez de en los socialistas o los ecologistas.
Von der Leyen necesita tomarse en serio el proceso. PPE, S&D y Renew cuentan con 399 escaños, pero algunas delegaciones, como por ejemplo Les Républicains franceses del PPE, con sus seis escaños, ya han anunciado que no votarán a favor de la alemana. El contador empieza a bajar a partir de ahí: ya son solamente 393, lo que deja a Von der Leyen con 33 votos de margen. Eso es muy poco, porque gracias al voto secreto y a las muchas cuentas pendientes que algunos tienen con ella, la actual presidenta de la Comisión podría encontrarse con alguna sorpresa indeseada. La alemana necesita encontrar apoyos más allá. Los cálculos informales que se hacen en Bruselas es que sobre los 393 votos que en principio tendría Von der Leyen, su equipo necesita encontrar unos treinta o cuarenta eurodiputados más como margen de seguridad.
Para centrarse en esta búsqueda de votos, la actual presidenta de la Comisión no acudirá a la cumbre de la OTAN que se celebra la semana que viene en Washington, dedicando esos días a hacer rondas por los pasillos del Parlamento Europeo e ir amarrando apoyos. El equipo de Von der Leyen sabe que tiene que ir voto a voto, teniendo en cuenta las condiciones específicas de casi cada delegación y de algunos eurodiputados en concreto, que no será suficiente confiar en una disciplina de grupo que no existe en la Eurocámara.
Orbán en Moscú
Hungría estrenó el pasado lunes su presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea y Viktor Orbán, el autoritario primer ministro húngaro, no ha perdido el tiempo. Primero con un viaje a Kiev (Ucrania) que sorprendió a muchos, debido a la mala relación que existe entre el Gobierno húngaro y el ucraniano, y después con un viaje este mismo viernes a Moscú que ha provocado un enfado muy importante en Bruselas.
Orbán quiere generar la sensación de que está mediando para lograr una paz entre Ucrania y Rusia. La realidad es que el primer ministro húngaro no tiene ningún poder para representar a la Unión, ni en Kiev ni todavía menos en Moscú. La política exterior de la UE está fuera de las competencias de la presidencia rotatoria del Consejo, y están firmemente en las manos tanto del Alto Representante, Josep Borrell, como del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Fuentes europeas explican que Michel intentó contactar en numerosas ocasiones este jueves con Orbán para confirmar los rumores de un posible viaje para visitar el Kremlin, pero que estos intentos fueron “no exitosos”. “Si Orbán le hubiera preguntado, el presidente Michel le habría recomendado encarecidamente no hacer el viaje”, ha explicado la misma fuente.
Las críticas no se han hecho esperar. “El apaciguamiento no detendrá a Putin. Sólo la unidad y la determinación allanarán el camino hacia una paz amplia, justa y duradera en Ucrania”, ha escrito Von der Leyen. Orbán se ha defendido este mismo viernes por la mañana, asegurando que su país será “una herramienta importante para dar los primeros pasos hacia la paz”, a lo que Donald Tusk, primer ministro polaco, ha respondido señalando que lo relevante es “en manos de quién está esta herramienta”. También han criticado el viaje líderes como Olaf Scholz, canciller alemán, Mette Frederiksen, primera ministra danesa, o Gitanas Nauseda, presidente lituano.
Cajón de sastre…
Inflación: tras un repunte el mes pasado la inflación de la Eurozona ha vuelto a bajar, esta vez una décima, hasta el 2,5%, aunque la subyacente, aquella que elimina los elementos más volátiles, se mantiene en el 2,9%, mostrando una mayor resistencia de lo esperado. Parece que la evolución de los precios en el sector servicio (4,5%) podrían hacer que el Banco Central Europeo (BCE), que ha estado estos días reunido en Portugal, mantenga los tipos en su próxima reunión en Frankfurt este mes después de un primer recorte en mayo.
¿Dónde está la CDU?: los democristianos alemanes, tradicionales defensores del cordón sanitario a la extrema derecha, consideran que, bueno, en Francia la cosa es más compleja. O eso es lo que ha dicho el portavoz de la CDU para asuntos exteriores, Juergen Hardt, en declaraciones al portal europeo Euractiv, asegurando que tanto Le Pen como el Nuevo Frente Popular representan un “riesgo para el Estado”. Hardt explica que, por eso, el partido alemán puede entender que Les Républicains, los conservadores tradicionales franceses, miembros del Partido Popular Europeo, no puedan decantarse por un lado o por otro. El primer error es considerar que no se están decantando: salvo algunos sectores, lo cierto es que el LR, o al menos parte importante del aparato, está decantándose de facto por Le Pen, y sus votantes captan ese mensaje. El último en hacerlo ha sido el cabeza de lista para las europeas, François-Xavier Bellamy.
El nuevo grupo a la derecha: llevamos ya dos semanas viendo mucho movimiento en todo el sector de la derecha del Parlamento Europeo. Ya sabéis que la semana pasada hubo una novedad en este sentido: empezó a tomar forma un nuevo grupo con su eje central en el Grupo Visegrado. El que levantó la libre fue el ex primer ministro checo Andrej Babis, que sacó al partido ANO de los liberales de Renew Europe (RE) y que fue el primero en hablar de ese posible grupo, una iniciativa en la que también estaba el Fidesz del autoritario primer ministro húngaro Viktor Orbán, que en 2021 fue expulsado del PPE. El siguiente partido en posicionarse claramente en este grupo ha sido el FPÖ austriaco de Herbert Kickl. Lo que no hará este nuevo grupo es contar con el Ley y Justicia (PiS) polaco, que finalmente se va a quedar en los Conservadores y Reformistas junto al partido de Giorgia Meloni. Un miembro de ECR, Vox, sí que se va a marchar a este nuevo grupo, llamado “Patriotas para Europa”.
El lugar del Movimento: el Movimento 5 Stelle (M5S), el partido fundado por el humorista Beppe Grillo, siempre ha sido un bicho bastante extraño. La idea de ser “postideológicos” se ha traducido siempre en una ensalada muy compleja, especialmente cuando se trataba de ubicarse en un grupo en el Parlamento Europeo. El M5S llegó a compartir grupo con Nigel Farage en la extrema derecha de la Eurocámara (lo que hoy conocemos como Identidad y Democracia), y ahora piden ingresar en La Izquierda (TL), el grupo más izquierdista del hemiciclo, donde se encuentran partidos comunistas o La Francia Insumisa. Ahora TL tiene que decidir si admite a los eurodiputados del partido que ahora dirige el exprimer ministro italiano Giuseppe Conte.
El ‘no’ de Jourová: la vicepresidenta de la Comisión Europea, Vera Jourová, ha roto con su partido, ANO, después de que se supiera que estaba en negociaciones con el FPÖ austriaco, una de las formaciones de extrema derecha con más (negra) tradición en Europa. Algunos se preguntan por qué Jourová, que lleva dos legislaturas en el Ejecutivo comunitario, ha tardado tanto tiempo en abandonar un partido que desde hace muchos años se encuentra en una deriva populista y hacia la derecha.
Veto alemán: el Gobierno alemán ha vetado la venta de turbinas de gas de la compañía MAN Energy Solutions a China, según ha explicado Robert Habeck, vicecanciller y ministro de Economía, además de co-líder de los verdes alemanes. Las turbinas, que pretendía comprar la empresa CSIC Longjiang Guanghan Gas Turbine (GHGT), son una tecnología avanzada que, además de utilizarse para oleoductos, también pueden ser utilizados en buques de guerra. GHGT trabaja para la compañía estatal encargada de la construcción de barcos de guerra para el gigante asiático. Como apuntan muchos analistas, la decisión, liderada por Habeck, muestra cómo Berlín está tomándose más en serio el riesgo que representa China en términos geopolíticos.
Imposición de aranceles: recordaréis que a mediados de junio hablamos de que la Comisión Europea había dado el paso esperado de anunciar nuevos aranceles contra vehículos eléctricos chinos de hasta el 48% dependiendo del nivel de cooperación de las distintas marcas. Esta semana el Ejecutivo comunitario ha confirmado la decisión, pasando a su imposición a partir del 5 de julio. A mediados de julio habrá un voto no vinculante por parte de los Estados miembros, aunque el voto final y definitivo en el Consejo, en el que será necesaria una mayoría cualificada inversa para rechazar los aranceles, este ya sí vinculante, se producirá después del verano. Los técnicos comunitarios explican que están en diálogo con las autoridades chinas con la intención de encontrar soluciones a los problemas detectados y aseguran que se han hecho algunos “progresos” aunque la respuesta por parte de China será en todo caso segura, imponiendo aranceles sobre el coñac francés y el porcino español. No en vano, Francia y España son los dos países que más están apoyando la investigación lanzada en octubre pasado por la Comisión Europea. Podéis ampliar información en El Confidencial.
Nuevo primer ministro holandés: fin de una era. Mark Rutte abandonó en bicicleta su oficina, poniendo punto y final a su etapa como primer ministro de los Países Bajos. Dick Schoof, antiguo jefe de los servicios de inteligencia holandeses, ha tomado el testigo de Rutte, que después del verano se convertirá en secretario general de la OTAN. Schoof no fue la primera opción para el puesto, sino que la coalición, conformada por el partido de Wilders, los liberales-conservadores del VVD, el Movimiento Ciudadano Campesino (BBB) y el Nuevo Contrato Social (derecha).
Extrema derecha en Grecia: las últimas encuestas que nos llegan desde Atenas muestran un cuadro interesante. Nueva Democracia (PPE) pierde seis puntos (hasta el 34%), mientras que Ellinikí Lýsi (Solución Griega, EL por sus siglas en griego), un partido enmarcado dentro de los Conservadores y Reformistas (ECR), obtendría ahora mismo el 10% de los votos, un incremento de cuatro puntos respecto a las últimas encuestas. Su líder, Kyriakos Velopoulos, es un antiguo miembro de Nueva Democracia que fundó el partido en 2016 tras abandonar a su vez LAOS, un partido ultraconservador.
Lobos en la Eurocopa: muchos de los lectores de esta newsletter estarán siguiendo la Eurocopa de fútbol, y seguro que son muchos los que siguieron el partido entre Austria y Turquía en el que los turcos acabaron imponiéndose. Los dos goles de Merih Demiral fueron fundamentales, pero han acabado provocando un roce diplomático serio ya que Demiral lo celebró haciendo un gesto que se considera típico de los simpatizantes de los “Lobos Grises”, un grupo terrorista neofascista turco con decenas de miles de seguidores entre la diáspora turca en territorio alemán. Eso ha provocado que el ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno alemán convoque al embajador turco en Berlín para pedir explicaciones. El saludo, sin embargo, no está prohibido en Alemania, donde se está celebrando la Eurocopa, aunque sí en otros países, entre ellos en el rival de Turquía en el partido, Austria.
Mirando a la próxima Comisión
Hemos recorrido ya las quinielas para comisarios de muchos Estados miembros (Eslovaquia, Suecia, Lituania, Polonia, Grecia, Finlandia, Estonia, Letonia, Rumanía, Luxemburgo, Francia e Irlanda). Hoy recorremos las opciones de Italia, Portugal y Croacia y repasamos la situación en Malta.
La elección de Italia: ya lo sabéis, porque lo hemos contado a lo largo de las últimas semanas, que Meloni quiere una vicepresidencia económica en la próxima Comisión Europea. Es el precio de su apoyo a Von der Leyen. ¿Lo obtendrá? Eso es otra historia. La cuestión ahora es: ¿a quién va a nominar Roma como próximo comisario europeo? Hace semanas que hay varios nombres circulando. Uno de ellos es Raffaele Fitto, actual ministro de Asuntos Europeos. Otra de las opciones es la funcionaria Elisabetta Belloni, que ejerce un papel de directora general dentro de la estructura de la oficina de la primera ministra, o Roberto Cingolani, que fue ministro durante el Gobierno de unidad dirigido por Mario Draghi. Estos dos últimos perfiles cuadrarían con la idea de buscar a un candidato que no sea excesivamente político ni demasiado vinculado con Fratelli d’Italia para facilitar que obtenga una buena cartera en la próxima Comisión Europea, pero sinceramente parecen menos probables. Otro de los nombres que se ha escuchado es el de Giancarlo Giorgetti, pero es un político de la Lega, no del FdI, por lo que tampoco parece que Meloni vaya a estar convencida con él. Lo que sí parece claro es que Von der Leyen sí le dará a Italia la cartera que quería la primera ministra, una especie de comisario enfocado en la “desburocratización” (¿se puede decir eso?), según ha adelantado esta semana nuestro compañero Marco Bresolin.
El enviado de Lisboa: no está claro quién va a ser finalmente el elegido por Luís Montenegro, primer ministro portugués, pero se ha estado hablando fundamentalmente del nombre de dos exministros de su partido (PPE), que son Miguel Poiares Maduro y Maria Luísa Albuquerque. También está en las quinielas el antiguo ministro y eurodiputado Jorge Moreira da Silva, que actualmente trabaja en Naciones Unidas.
Šuica repetirá: lo que nos llega desde Croacia es que Dubravka Šuica, actual vicepresidenta de la Comisión Europea, aunque con un perfil bastante bajo y a la que prácticamente no hemos visto en los últimos cinco años, es la favorita para volver a ser nominada por el Gobierno de Andrej Plenkovic.