Nexo Europa (nº 182) - Orbán ladrador, poco mordedor
Por Nacho Alarcón | Bruselas, 2 de febrero de 2024
Es viernes y este es el número 182 de Nexo Europa, la newsletter de actualidad y análisis de asuntos europeos. Recuerdo que a partir de ahora esta newsletter está abierta a patrocinios y colaboraciones, así que si hay alguna empresa u organización interesada puede contactar por esta vía (nexoeuropa.newsletter@gmail.com). Esta semana seré breve, que hemos tenido bastante lío.
Orbán ladrador, poco mordedor
Esta semana comenzó en realidad el pasado domingo por la noche, cuando se publicó un artículo del Financial Times en el que se aseguraba que en Bruselas se había realizado un plan que detallaba el sabotaje de la economía húngara en caso de que el autoritario primer ministro del país, Viktor Orbán, se negara a desbloquear la revisión intermedia del Marco Financiero Plurianual (MFP), que permitiría sacar adelante el paquete de 50.000 millones de euros de apoyo financiero a Ucrania. Es indudable que la cumbre extraordinaria que se ha celebrado este jueves en Bruselas, quedó marcada por ese documento.
¿Qué era, exactamente? Bueno, no he tenido acceso al documento, pero sí hemos hablado estos días con bastante gente. Fuentes del Consejo explicaron que se trataba de un documento elaborado por “cuenta y riesgo” de la secretaría del Consejo, y después otras fuentes diplomáticas han quitado mucha importancia a ese documento, aunque admiten que todos conocen la debilidad de la economía húngara, y que eso debería ser una motivación para que Budapest entienda el beneficio de formar parte de la Unión. "La Unión Europea no es una nota circulada por alguien”, explicaba una fuente diplomática.
La cuestión es que llegábamos a una cumbre que parecía especialmente tensa. Altas fuentes europeas hablaban de “nerviosismo” y de “frustración”. Otros bien situados explicaban que con el paso de las horas eran cada vez más pesimistas. El miércoles los embajadores representantes permanentes de los Veintisiete ante la Unión Europea revisaron una propuesta para tratar de calmar a Orbán: ofrecían que cada año los jefes de Estado y de Gobierno debatieran la ayuda a Ucrania.
Eso no era suficiente para la delegación húngara. La razón es que Budapest veía dos salidas a este bloqueo: o se sacaban los 50.000 millones del MFP y se canalizaban a través de un mecanismo intergubernamental fuera de la estructura de la Unión Europea, o bien se sometía la ayuda a Ucrania a un voto anual para desbloquear más fondos. El debate anual que ofrecieron el resto de delegaciones a la húngara el miércoles era solamente eso, un debate, sin votación. El voto anual, explicaban fuentes diplomáticas, estaba fuera de la mesa de debate.
La realidad es que después de una perspectiva muy negativa, de una sensación de frustración y desánimo que era compartida por muchos en la capital comunitaria, el acuerdo tardó en llegar seis minutos una vez empezó formalmente el Consejo Europeo. En poco más de cinco minutos los Veintisiete habían aprobado lo que parecía imposible: la revisión del MFP con sus 50.000 millones de euros para Ucrania. La pregunta es obvia: ¿qué había pasado? La confusión es totalmente legítima, compartida por los corresponsales que estábamos presentes en la cumbre.
Vamos a ir unas cuantas horas atrás. El miércoles, sobre las 22:30, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, que esa noche había celebrado una cena con algunos líderes de la Unión, se reunió con Olaf Scholz, canciller alemán, y Mark Rutte, primer ministro holandés. Estuvieron hasta la medianoche discutiendo y hablando posibles soluciones y maneras de desbloquear la situación. Scholz es una buena persona para hablar de soluciones creativas, como demuestra que fuera él al que se lo ocurriera la solución de que Orbán saliera de la habitación en el Consejo Europeo de diciembre para poder aprobar la apertura de negociaciones de adhesión con Ucrania sin que él tuviera que votar activamente a favor.
A la mañana siguiente, el jueves, Michel y Scholz volvieron a verse, esta vez acompañados de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, Giorgia Meloni, primera ministra italiana, Emmanuel Macron, presidente francés, y por último, cómo no, con Viktor Orbán. Testaron con él algunas ideas y aterrizaron un posible compromiso. Después Orbán salió de la sala y el equipo de Michel hizo pasar a los bálticos y nórdicos, y después, al terminar con ellos, pasaron Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, Rutte y Donald Tusk, primer ministro de Polonia.
Entonces, ¿qué se ofreció a Orbán? Sorprendentemente poco. Hubo dos cesiones cosméticas, tres si nos queremos poner generosos. La primera es un análisis anual de la Comisión Europea sobre el gasto de la Facilidad de Ucrania, la segunda es que, en dos años, si el Consejo Europeo lo pide, se podría pedir a la Comisión una revisión del MFP (para lo que haría falta un voto unánime, que Orbán no conseguirá imponer), y la tercera es un recordatorio de las conclusiones de diciembre de 2020 sobre el mecanismo del Estado de derecho, en el que se recomendaba utilizarlo con “proporcionalidad”. El primer punto es irrelevante e incluso se podía esperar ya, el segundo, como decimos, es muy difícil de aplicar, y el tercero no tiene ningún peso real, un simple recordatorio.
Esto significa que la Unión Europea podrá dar financiación segura y predecible a Kiev, 50.000 millones de aquí a cuatro años. Ucrania necesitaba estos fondos de manera urgente, especialmente ante el bloqueo de un buen grupo de republicanos en el Capitolio. Pero es mucho más: desbloquea el resto de prioridades del MFP, con 21.000 millones de euros de dinero fresco (es decir, nuevas contribuciones de los Estados miembros) y en total casi 65.000 millones de euros en nuevas prioridades (restando, de ellos, los 33.000 millones de euros en créditos de la ayuda a Ucrania). Así queda el cuadro final del MFP.
Total, una nueva ocasión en la que Orbán genera la sensación de que va a bloquear todo y, en el último momento, cede prácticamente sin concesiones. Orbán ladrador, poco mordedor. Porque la realidad es que Hungría necesita a Europa, y la sensación de tener a todos los líderes europeos en contra, con la paciencia agotada y con el riesgo real de que se planteen qué pueden hacer contigo ante la existencia de un verdadero “problema Orbán” es suficiente para que el primer ministro tenga cuidado con lo que hace.
Cajón de sastre…
Despedida a Delors: este miércoles, antes del Consejo Europeo extraordinario, un buen número de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunieron en el Berlaymont, el edificio que es sede de la Comisión Europea en Bruselas, para despedir al histórico presidente de la institución, el francés Jacques Delors, que murió el pasado mes de diciembre. Ya escribimos aquí de Delors, de su importancia y de su talla política. El fin de semana pasado expliqué por qué el francés fue un auténtico “maestro del judo” europeo en una pieza de 5.000 palabras sobre su pulso con la primera ministra británica, Margaret Thatcher. Os dejo aquí la pieza.
Michelada para todos: en el que ha sido claramente el título con más éxito de esta newsletter en sus casi doscientos números, hace un par de semanas llamamos “Michelada” a la decisión de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, de presentarse a las elecciones europeas del 6 al 9 de junio, provocando una inesperada crisis sobre su sucesión. Ahora, tras haber sido criticado por muchísimas personas, el belga decide dar marcha atrás y el pasado viernes, a última hora, anunció que ya no pretende ser el cabeza de lista de los liberales francófonos el próximo 9 de junio. ¿La razón? Se nos escapa un poco a todos. La cuestión es que su decisión, que contamos en este artículo la semana pasada, pone fin al debate sobre una sucesión rápida para evitar que Orbán asumiera de forma temporal el puesto en caso de vacío de nombramiento, al ostentar Hungría la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. Ahora se elegirá a un sucesor para Michel también en verano, pero no tendrá que asumir su puesto hasta finales de año. No podemos abandonar este asunto sin mencionar una de las grandes frases que quedarán en la historia de la política europea, incluida en el comunicado de Michel: "Given the unprecedented - some would say bold - nature of my approach”. ¿Necesitabas ideas para un tatuaje? Ahí tienes. Absoluta leyenda.
Espía rusa: este lunes conocimos que Tatjana Zdanoka, una eurodiputada letona de la minoría rusa del país, habría estado trabajando durante años para la inteligencia rusa. Según publicaron varios medios de comunicación, entre ellos The Insider, la eurodiputada habría mantenido correspondencia con agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB). Zdanoka, que es conocida en España por su apoyo al independentismo catalán, admite haber mantenido correspondencia entre el 2004 y el 2013 con una persona que los investigadores identifican como un agente de la FSB, aunque la eurodiputada asegura que ella desconocía que esa persona trabajara para la inteligencia rusa. La noticia no es, en ningún caso, una sorpresa en Bruselas, porque Zdanoka era una conocida prorrusa. Como explicamos en el periódico, no se trata tampoco de un caso aislado. Las instituciones europeas saben que en la capital comunitaria hay muchos espías (calculan que unos 200 rusos y unos 250 chinos). En 2022 la justicia húngara condenó a cinco años de prisión a Béla Kovács, un político de la formación de extrema derecha Jobbik, por haber pasado información a Moscú entre 2012 y 2014. Kovács fue eurodiputado entre el año 2010 y el 2019.
Activos congelados: los Veintisiete han llegado esta semana a un acuerdo para empezar a utilizar los beneficios de los activos rusos congelados como parte de las sanciones. Como recordaréis, esa era una operación compleja que generaba algunas dudas entre técnicos comunitarios, entre algunas capitales y, especialmente, en el Banco Central Europeo (BCE). La idea es utilizar esos activos inmovilizados y establecer un impuesto sobre los beneficios que generen, y lo recaudado utilizarlo para financiar la reconstrucción de Ucrania. Casi 200 millones de euros del banco central ruso están inmovilizados en Bélgica, el país que más activos congelados rusos tiene en su poder. Hay otros socios internacionales, como Estados Unidos, que apuestan por utilizar todos los activos rusos confiscados, y no limitarse únicamente a utilizar los beneficios generados por estos, algo que en la capital comunitaria no convence.
Campo europeo: en el día del Consejo Europeo en Bruselas unos 1.300 tractores asediaron la capital comunitaria y paralizaron el corazón del barrio europeo solicitando medidas a nivel europeo para protegerlos. Las protestas en los distintos países tienen orígenes muy distintos, en Alemania está muy relacionado con el recorte de subsidios tras la crisis presupuestaria provocada por Karlsruhe, y en Francia… well, son Francia. La queja tiene que ver con la visión proteccionista del votante rural. Pero la cuestión es que los manifestantes estuvieron muy presentes, especialmente en la zona de la plaza de Luxemburgo. Lo contamos en este artículo.
Dejen el Pacto Verde: en este contexto de duras protestas del mundo del campo contra muchos Gobiernos europeos, Jordan Bardella, líder de Reagrupación Nacional, la formación de extrema derecha de Marine Le Pen, ha señalado que el Gobierno francés debería dejar el Pacto Verde. Veremos como, cada vez más, ese es el objetivo de las críticas en esta oleada de protestas del mundo del campo. Y eso se puede reflejar, como ya hemos explicado en números anteriores, en un Parlamento Europeo en el que sea mucho más difícil sacar adelante propuestas legislativas para avanzar en las ambiciones climáticas.
Batalla por la RAI: esta semana se han disparado las acusaciones de que el Gobierno de extrema derecha italiano liderado por Giorgia Meloni está manipulando las emisiones de la televisión pública italiana (RAI), después de que se emitiera un vídeo en el que se hablaba de una vía libre para un decreto que daba “1.000 euros más a los mayores”, seguido del mensaje “vota el 8 y 9 de junio”. Elly Schlein, líder del Partido Democrático (PD), en la oposición, ha convocado protestas a favor de la libertad de prensa. Estas acusaciones ya se habían hecho en verano de 2023, cuando la televisión pública canceló el programa del famoso escritor Roberto Saviano, que mantiene un pulso judicial tanto con Meloni como con su viceprimer ministro, Matteo Salvini.
Encadenada en Budapest: Italia ha descubierto indignada esta semana como una ciudadana del país, Ilaria Salis, aparecía encadenada ante un tribunal de Budapest, tras un año detenida por haber agredido a dos neonazis. “He hablado con el primer ministro húngaro - Viktor Orán - como hablaría sobre cualquier italiano preso para garantizar que nuestros compatriotas tengan un trato digno, de respeto, un proceso justo” y “también rápido porque me ha impresionado saber que la próxima audiencia será en mayo”, ha señalado Georgia Meloni tras la cumbre europea de esta semana.
Stubb y Haavisto: como os explicamos la semana pasada, habrá segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Finlandia entre el candidato del centro derecha, el exprimer ministro Alexander Stubb, y el de los ecologistas, Pekka Haavisto, que fue ministro de Asuntos Exteriores. El resultado fue bastante ajustado: Stubb obtuvo el 27,2% de los votos, mientras que el candidato verde se quedó en un 25,8%. Se volverán a ver las caras en la segunda ronda, que se celebrará el 11 de febrero. Las tensiones con Rusia y cómo gestionar la amenaza de Moscú seguirán siendo el elemento central en lo que queda de campaña electoral.
Batalla por la AMLA: esta semana se ha celebrado en el Parlamento Europeo la audiencia pública en la que se han presentado las candidaturas para la sede de la nueva autoridad europea de lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo (AMLA). Como sabéis, Madrid se ha presentado. Carlos Cuerpo, ministro de Economía, encabezó la delegación que acudió a la Eurocámara a presentar una candidatura que el Gobierno defiende que es robusta. Las rivales son Roma (Italia), Viena (Austria), Vilna (Lituania), Riga (Letonia), Frankfurt (Alemania), Dublín (Irlanda), París (Francia) y Bruselas (Bélgica). ¿Por qué se hace esta audiencia pública? En 2022 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dijo que los procesos de decisión de nuevas sedes no podían ser, como toda la vida, una cosa que se hiciera en un cuarto sin ventanas del Consejo. Así que ahora hay que hacer estas audiencias públicas, y el Parlamento Europeo contará con 27 votos y el Consejo con otros 27.
Irlanda del Norte: el Partido Unionista Democrático (DUP), la principal fuerza política probritánica en Irlanda del Norte, de la que escribimos y mucho durante las negociaciones del Brexit, ha acordado permitir que tras dos años de bloqueo se pueda restaurar el Gobierno norirlandés, que se basa en el reparto de poder entre unionistas (que quieren permanecer dentro del Reino Unido) y nacionalistas (que quieren separarse). El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, anunció la medida tras una maratoniana reunión del partido, que ha hecho este movimiento después de que el Gobierno británico haga una serie de promesas a la formación sobre los requisitos comerciales post-Brexit.
Euros en Kosovo: un anuncio por parte del Gobierno kosovar de que a partir de ahora dentro de su territorio solamente aceptará pagos con euros, eliminando así el uso del dinar serbio, lo que ha provocado nuevas tensiones entre Prístina y Belgrado. Kosovo declaró unilateralmente la independencia de Serbia en 2008 - una independencia que no reconoce el Gobierno serbio ni tampoco un grupo de países europeos, entre ellos España - pero en el norte del país siguen viviendo importantes comunidades serbias. Miroslav Lajcak, el enviado especial de la Unión Europea para el conflicto, ha viajado a principios de esta semana, primero a Serbia y después a Kosovo, con el objetivo de intentar calmar los ánimos.