Es viernes y este es el número 220 de Nexo Europa, la newsletter de actualidad y análisis de asuntos europeos. Sé que os he dicho muchas veces que la semana no ha sido fácil, pero escribo buena parte de estas líneas de madrugada desde un hotel de carretera en Metz después de habernos comido una rueda de camión suelta volviendo de Estrasburgo a Bruselas y de que nuestro seguro nos haya dejado tirados, así que creo que puedo decir, con bastante seguridad, que esta ha sido de las más movidas últimamente.
Esto ha hecho que vuelva a pensar en todo lo que os llevo pidiendo desde hace algún tiempo: compromiso de suscripciones de pago. A veces ni yo me doy cuenta del mucho trabajo y horas extra que me requiere hacer Nexo Europa. Pero esta semana me ha resultado bastante obvio por los motivos ya expuestos. No es fácil hacer esto, y creo que desde hace ya casi seis años os estoy ofreciendo todo lo que tengo, ayudando a difundir la información europea.
Así que insisto en ello, no me cansaré: si os gusta este proyecto ayudadme a mantenerlo en pie, pinchad en “Pledge your support”, haceros una cuenta de Substack si no la tenéis y comprometed un pago. Sé que os lleva tiempo (es poco, no me engañáis) y sé que os cuesta algo de dinero (te gastas más en cervezas esta noche, Juan, no me jodas) pero os aseguro que cuesta mucho más hacer esto cada semana. No se hará ningún cargo hasta que yo no active los pagos, y no lo haré hasta que no seamos al menos 200 suscriptores premium. Hoy somos solamente 66. Si tienes algún problema con el proceso puedes escribirme a nexoeuropa.newsletter@gmail.com.
Habemus Comisión
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha sufrido para obtener el apoyo de la Eurocámara para su nuevo colegio de comisarios. La alemana había sido elegida en julio por 401 votos, un margen que ya era estrecho. Se suponía que en esta última votación debía obtener muchos más apoyos, porque a diferencia de julio, en esta ocasión había muchas delegaciones nacionales que tenían ahora a un candidato al colegio de comisarios aunque se opusieran a Von der Leyen en verano. Pero el resultado fue de 370 votos a favor de los 688 emitidos, el resultado más estrecho en una votación del colegio de comisarios.
Ha sido una muestra de lo débil que es la “mayoría Von der Leyen II” en la Eurocámara. La desconfianza entre los socios parlamentarios es absoluta después de la que bautizamos como “crisis Ribera” que mantuvo bloqueado el proceso de confirmación de candidatos durante ocho largos días y de la que hablamos mucho aquí. Aunque la crisis dejó bastante entero al grupo del Partido Popular Europeo (PPE), donde la delegación española sí que se ha desmarcado, el choque ha dejado profundas divisiones en el grupo de los socialdemócratas europeos (S&D). Y, en general, ha mostrado que hay una fragmentación enorme en lo que un día se llamó “mayoría proeuropea” o “mayoría Von der Leyen” de PPE, S&D y liberales europeos.
Cuando este miércoles se votó al futuro colegio de comisarios, tras un discurso plano y aburrido, impropio de una presidenta de la Comisión Europea que intenta transmitir algún tipo de mensaje claro sobre el futuro, hubo muchas deserciones en S&D (franceses y una parte de los alemanes, enfadados con tener que admitir que el italiano Raffaele Fitto sea vicepresidente ejecutivo), algunas relevantes en el PPE por el voto en contra de españoles (ya sabéis por qué, oponiéndose ellos también a que Teresa Ribera sea vicepresidenta ejecutiva), y, en menor medida, entre los liberales de Renew Europe. Una parte muy importante de los ultraconservadores del grupo de Conservadores y Reformistas (ECR) votaron a favor, y 27 eurodiputados de 53 de los que tiene el grupo de Los Verdes respaldaron también al colegio de comisarios de Von der Leyen.
¿Cuáles son los efectos obvios de esta división? Pues a ver, esta debilidad no es algo que no supiéramos, aunque ha quedado a la vista de todos esta semana. A nivel regulatorio y legislativo ya sabíamos que sería más difícil sacar cosas adelante en esta legislatura, pero también es verdad que no todas las votaciones son tan políticas y mediáticas como la de esta semana, por lo que quizás vaya a ser más fácil construir mayorías (y reconstruir la confianza) cuando los focos ya no estén sobre el hemiciclo. La única duda es si esa mayoría se decanta más por una dependencia estratégica de su flanco derecho, ECR, o del flanco izquierdo, Los Verdes, que fueron fundamentales en la votación de verano y que esta vez han vuelto a confiar en la presidenta de la Comisión Europea.
La realidad es que tras el voto de julio Von der Leyen lo tenía ya prácticamente hecho. Tumbar en este punto al colegio de comisarios era muy, muy difícil. Se hablaba de la barrera psicológica de los 360 eurodiputados, de la que ha estado cerca, pero ya está. Su poder es total en el Ejecutivo comunitario (como hemos venido explicando desde hace mucho tiempo) y eso es un fait accompli. Una vez la Eurocámara aprobó este verano a la alemana el tiempo de intentar ajustar cuentas con ella había terminado.
Ahora ya queda mirar hacia delante. El lunes tendremos ya en su puesto a la nueva Comisión Europea, con Ribera confirmada como el gran “peso pesado” por debajo de Von der Leyen con una vicepresidencia de Transición Limpia, Justa y Competitiva con la cartera de Competencia. Pero que nadie se equivoque: el poder seguirá estando muy centralizado en el gabinete de Von der Leyen, especialmente en sus manos y en las del jefe de su oficina, el alemán Bjoern Seibert.

Reglas fiscales
Algunos Estados miembros de los conocidos como “frugales” fueron, ya lo sabéis, especialmente activos en conseguir que las nuevas reglas fiscales, que se negociaron durante el tiempo en el que las viejas reglas estuvieron suspendidas tras el Covid, no fueran demasiado flexibles. La teoría era clara: había que hacerlas más ágiles, más sencillas y más claras. Algunas capitales hicieron todo lo posible porque siguieran casi como habían estado siempre, y un número de ellas están sufriendo ahora las consecuencias. Paolo Gentiloni, comisario de Economía, lanzó en rueda de prensa un dardo destinado a estos Gobiernos. “Sí, hay algunas normas rígidas, pero, sinceramente, no era yo el que las quería”, ha explicado el italiano en su última intervención como comisario.
No me voy a entretener en explicar en detalle las nuevas normas, porque las hemos explicado en el pasado. Pero esta semana la Comisión Europea ha publicado su análisis sobre los planes fiscales de medio plazo de los Estados miembros (los planes de consolidación fiscal a cuatro años, ampliables a siete). Sorpresa, sorpresa: mientras que los de países como España (más sobre el análisis del plan de España en mi artículo en El Confidencial) o Grecia han recibido el visto bueno, han sido los de Países Bajos y otros países ortodoxos fiscalmente los que se han encontrado con algunas dificultades.
En el caso holandés directamente la Comisión Europea no lo ha aprobado, porque al final del periodo Países Bajos, defensor siempre de la estricta disciplina fiscal, estaría incumpliendo con las reglas (ellos ya cumplen con los objetivos de las normas, a diferencia nuestra o de Francia, así que lo único que deben hacer es seguir cumpliéndolas). Es una muestra de los nuevos tiempos que corren en La Haya, donde el Gobierno está dominado por el partido de extrema derecha PVV, de Geert Wilders. La Comisión Europea había puesto al Gobierno holandés un tope de incremento del gasto público del 3,2% anual de media, pero el Ejecutivo liderado por el primer ministro Dick Schoof envió a Bruselas un plan que incluía un incremento del gasto público anual del 4,2% de media, un punto superior a la trayectoria técnica enviada por la Comisión a La Haya.
En el caso alemán desde Berlín se han escuchado quejas sobre que las normas fiscales europeas obligarán al Gobierno federal a ajustarse más el cinturón de lo que hace el conocido como “freno de deuda” que ha provocado profundas divisiones dentro de la coalición durante años y que ahora está en el centro del debate electoral, con muchos partidos convencidos de que es un anacronismo que está lastrando a la economía alemana. “Estas normas no se ajustan a los tiempos”, ha criticado esta semana Robert Habeck, vice-canciller alemán, ministro de Economía y candidato de los Grünen a las elecciones federales de febrero, haciendo referencia a las nuevas reglas fiscales de la UE, que no negoció él en nombre de Alemania, sino Christian Lindner, ya ex ministro de Finanzas y líder de los liberales del FDP.
“No estoy señalando a nadie. Pero alguien pidió estas normas estrictas. Ahora tenemos estas normas y se pide a la Comisión que las aplique”, explicó Gentiloni, no sin cierta retranca. Alemania, Países Bajos, Austria o Finlandia están sufriendo ahora las consecuencias de la aplicación más estricta que ellos pidieron, argumentando, en algunas ocasiones de manera bastante explícita, que era necesario para evitar que los países del sur y altamente endeudados generaran problemas al resto de la UE.

Cajón de sastre
Costa a los mandos: la nueva Comisión Europea empezará a trabajar el lunes pero no es el único cambio. António Costa, antiguo primer ministro de Portugal, recibe este viernes de manos de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo desde 2019 hasta este próximo domingo, la campana con la que se marca el inicio de las reuniones de jefes de Estado y de Gobierno de la UE. Costa será el sucesor de Michel, al que pocos van a echar de menos después de un lustro de gestión más que mejorable del foro y enfrentamientos con Von der Leyen. La idea de Costa es cambiar bastante la manera en la que funciona el Consejo Europeo, con conclusiones que vengan mucho más estables y preparadas de manos de los embajadores representantes permanentes de los 27 ante la UE, y con reuniones más centradas en un diálogo libre y estratégico de los líderes. El portugués también quiere hacer más encuentros informales y seminarios entre los jefes de Estado y de Gobierno para mejorar la comunicación y el debate. La primera de estas reuniones será en febrero en Bélgica, un encuentro al que se invitará al secretario general de la OTAN y a Keir Starmer, primer ministro del Reino Unido.
Buy American!: la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha dado esta semana una entrevista al Financial Times (podéis leerla íntegra aquí, incluso si no tenéis suscripción del FT) en la que sugiere que ante la nueva administración americana la Unión debe sencillamente seguir una estrategia de “buy American!”. “Europa podría hablar de comprar más gas natural licuado a Estados Unidos. Y, obviamente, está toda la categoría de bienes de defensa, algunos de los cuales no somos capaces de fabricar aquí en Europa y que podrían ser comprados en un planteamiento cohesionado de la UE por los Estados miembros”, señaló Lagarde. Ya sabéis que la idea de comprar GNL americano ya lo sugirió Von der Leyen y parece que va a ser uno de los primeros ejes de trabajo de la Comisión Europea. Lagarde también advierte de un asunto del que se está hablando mucho: si Trump impone aranceles del 60% a China, muchos de esos productos buscarán nuevos mercados, lo que va a obligar a la Unión Europea a estar muy atenta para evitar que el mercado comunitario se inunde de productos chinos que abandonan la ruta americana.
Conexión Kellogg: el presidente electo de los Estados Unidos ha escogido al antiguo general Keith Kellogg como su representante especial para Ucrania. El movimiento se ha recibido en Bruselas con cierta (aunque limitada) esperanza, porque el militar hasta ahora ha defendido que hay que hacer que Ucrania llegue a un acuerdo con Rusia pero sin dejar de dar asistencia militar a Kiev. Durante la cumbre de la OTAN que se celebró en julio en Washington algunas delegaciones, especialmente de Europa del este, se reunieron con Kellogg para intentar hacer acercamientos al entorno de Trump. El antiguo corresponsal en Bruselas de El Mundo, Pablo R. Suanzes, ahora en Washington, os explica más en esta pieza sobre lo que piensa Kellogg sobre Ucrania.
Crisis en París: ya os conté la semana pasada que el Gobierno francés está sufriendo para sacar adelante el presupuesto de 2025, con el que París pretende llevar el déficit desde el 6% del PIB del cierre de este año hasta el 5%, y en las últimas horas se han intensificado los rumores de que el gabinete de Michel Barnier, primer ministro galo, podría derrumbarse en los próximos días. Por ahora el inquilino de Matignon aguanta, pero es verdad que la situación en París es muy delicada y muestra la dificultad de gobernar con la actual estructura de la Asamblea Nacional. Si el parlamento francés rechaza las cuentas presentadas por el Gobierno, Matignon todavía puede empujar las cuentas con una cláusula constitucional, aunque por el momento el Ejecutivo sigue intentando obtener el visto bueno parlamentario, para lo que ha eliminado por ejemplo un aumento de los impuestos a la energía, una de las exigencias del partido de Marine Le Pen, Rassemblement National. El partido de extrema derecha está amenazando con sumarse a una posible moción de censura para obtener más concesiones por parte del primer ministro. Barnier está intentando defender su Gobierno, asegurando que si cae habrá problemas. “Es probable que haya una fuerte tormenta y graves turbulencias en los mercados financieros”, ha asegurado el antiguo negociador europeo del Brexit. La realidad es que los mercados ya están reaccionando a toda esta inestabilidad, y los bonos ya han caído esta semana de manera importante. Los intereses de la deuda francesa están en los niveles de la deuda griega, que dio tantos dolores de cabeza a la Unión Europea la década pasada (aunque, por favor, abstenerse de comparaciones entre la crisis griega y nada de lo que está pasando en Francia).
Mercosur: ya os contamos que el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur está ya prácticamente cerrado, pero que políticamente está encontrándose una enorme resistencia política. Ya sabéis que Francia se opone de manera histórica, pero ahora se le ha unido una importante aliada: Polonia. Varsovia y París argumentan que el acuerdo es malo para los agricultores franceses y polacos. Alemania y España son los dos principales Estados miembros que están impulsando el cierre del acuerdo comercial, que lleva más de dos décadas en preparación.
‘Embajadas’ de la UE: esta semana Politico ha destapado que el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), el brazo de política exterior de la UE, ha hecho una propuesta para reducir drásticamente el personal en ciertas delegaciones (aunque hablamos habitualmente de “embajadas”, ya que funcionan un poco de la misma manera) de la Unión Europea para potenciar aquellas situadas en países con intereses estratégicos para el club. Podéis leer el documento obtenido por el portal de noticias europeas aquí. La medida está impulsada por ajustes presupuestarios y por la necesidad de estar mejor preparados en ciertas delegaciones, pero la noticia ha provocado quejas tanto en el Parlamento Europeo como dentro de la Comisión Europea, donde se teme que esta medida haga que la UE esté menos presente en países que son especialmente sensibles a la influencia de Rusia o China.
Brandy europeo: la Comisión Europea ha llevado ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) los aranceles que China ha aplicado al brandy europeo como represalia a las tarifas impuestas por la Unión Europea a los vehículos eléctricos chinos. “La UE se toma muy en serio cualquier uso injusto o cuestionable de los instrumentos de defensa comercial contra cualquier sector de nuestra economía”, aseguró Valdis Dombrovskis, hasta ahora vicepresidente ejecutivo a cargo de Comercio. La cartera comercial pasará a estar en manos de Maros Sefcovic a partir del lunes, y tendrá que encargarse de continuar las negociaciones con Pekín para intentar cerrar un acuerdo respecto a los aranceles a los coches eléctricos. En Bruselas consideran que tras la reunión en la capital china ha habido muy poco progreso, sin que el lado asiático ponga sobre la mesa nuevas propuestas para abordar las dudas de las autoridades europeas.
Bluesky: son muchos los usuarios de la vieja red social Twitter (ahora X) que están huyendo de la plataforma que ahora es propiedad de Elon Musk, colaborador estrecho del presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, e instigador de teorías de extrema derecha en Europa. Muchos están yendo a Bluesky, una red social centrada en Estados Unidos que la Comisión Europea admite que no tiene demasiado controlada en el marco de la nueva Acta de Servicios Digitales (DSA). “La Comisión ha enviado una solicitud a todos los coordinadores de Servicios Digitales pidiéndoles que investiguen a nivel nacional si pueden encontrar algún rastro de Bluesky”, ha explicado un portavoz del Ejecutivo comunitario, que ha señalado que en caso de no conseguir información Bruselas podría entrar en contacto bilateral con la plataforma, que necesita cumplir con una serie de requisitos, especialmente a medida que crece a gran velocidad su número de usuarios. Podéis leer más en este artículo de Irene Castro en eldiario.es.
Báltico, “zona de riesgo”: siguen las reacciones después de que se interceptara a un barco chino en la zona en la que se había saboteado una conexión de telecomunicaciones submarinas en el Báltico. Los líderes de Suecia, Polonia, Dinamarca, Finlandia, Estonia, Lituania y Letonia se han reunido en Harpsund (Suecia) para discutir la situación. Ulf Kristersson, primer ministro sueco, ha asegurado que el Báltico se ha convertido en una “zona de riesgo”. Donald Tusk, primer ministro polaco, ha propuesto que se cree una fuerza común de los países nórdicos y bálticos para patrullar la zona. El líder polaco lo ha descrito como una misión “conjunta de países situados a orillas del Mar Báltico, que tienen el mismo sentimiento de amenaza por parte de Rusia”.
¿Listos para más elecciones?: el GERB, partido de derechas (PPE) que ganó las últimas elecciones legislativas en Bulgaria, va a devolver sin cumplir su mandato para intentar formar un nuevo Gobierno en Sofía, lo que abre el camino para las octavas elecciones en tres años, profundizando la crisis política que se vive en el país balcánico. Continuamos el Cambio (CeC, Renew Europe) ha criticado que no se vaya a intentar más en serio la formación de un nuevo Ejecutivo, pero también ha mostrado las dudas respecto al precio a pagar para entrar en un gabinete con el partido de Boyko Borissov, que fue expulsado del Gobierno en el pasado por corrupción. “Cuando unas nuevas elecciones solamente nos garantizan un agravamiento de la crisis, no debemos jugar con esta opción tan a la ligera. Debemos hacer todo lo posible para lograr resultados sólidos, ese es nuestro trabajo y para eso estamos ahí. Pero el precio no debe ser la muerte de la democracia en Bulgaria”, ha criticado Yavor Bozhankov, de CeC. Borissov, que fue primer ministro de manera intermitente entre 2009 y 2021, asegura que no quiere “seguir lidiando con este país arruinado”. Podéis leer más en Balkan Insight.
Elecciones en Irlanda: los votantes de la República de Irlanda están acudiendo este viernes a las urnas para elegir un nuevo parlamento, con el Fine Gael, el partido de centro derecha (PPE) del actual primer ministro Simon Harris, como el principal favorito. Los otros grandes candidatos son los liberal-conservadores de Fianna Fáil (Renew Europe) y la izquierda del Sinn Féin, que en 2022 llegó a liderar claramente en las encuestas antes de desplomarse. Los tres partidos están ahora muy cerca en las encuestas, con cerca del 20%. Harris adelantó elecciones cuando las encuestas le sonreían y parecía que podría obtener una mejora clara de su posición en el Dáil Éireann (cámara baja), pero desde entonces la tendencia ha cambiado, una demostración de que adelantar elecciones no siempre es una buena estrategia. Ahora todo apunta a que Fine Gael y Fianna Fáil volverán a compartir Gobierno. Más allá de los tres grandes partidos hay que prestar atención a las nuevas formaciones y los candidatos independientes, muchos participando en plataformas con discurso anti-inmigración y de extrema derecha.
Sorpresa en Rumanía: la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Rumanía nos han dejado sin un resultado definitivo, pero con sorpresa muy importante que puede marcar el futuro del país. Calin Georgescu, candidato pro-ruso y antisistema, que ha hecho su campaña en TikTok y que ha mostrado su radicalismo y antisemitismo, ha ganado la primera ronda de los comicios presidenciales con el 23,94%. En la segunda vuelta, que se celebrará el próximo 8 de diciembre, Georgescu se enfrentará a Elena Lasconi, líder de USR, un partido de centro-derecha que pertenece al grupo de los liberales de Renew Europe. Pero el Constitucional rumano está revisando la primera ronda y todavía puede encargar que se repita la elección después de que varios candidatos denunciaran interferencias extranjeras. Las autoridades están acusando a TikTok, una plataforma china, de haber estado potenciando que Georgescu sea viral en la plataforma.
Georgia a la deriva: Irakli Kobakhidze, primer ministro georgiano, ha asegurado que el país no avanzará en el proceso de integración con la Unión Europea y que el país caucásico rechazará los subsidios europeos después de que la Eurocámara aprobara esta semana una resolución criticando las últimas elecciones legislativas que han provocado las protestas de la oposición en Tbilisi y que los observadores internacionales no consideran como comicios ni libres ni justos. La realidad es que ya la UE había anunciado que se había detenido el progreso después de que Georgia hubiera dado “pasos hacia atrás” al aprobar una ley de agentes extranjeros de corte putinista. Kobakhidze, que asegura que los funcionarios europeos buscan “chantajear” al país, no habla de romper relaciones con la UE, porque la población georgiana es muy proeuropea, pero el movimiento se entiende desde Bruselas como una nueva señal de que el partido del primer ministro, Sueño Georgiano, está decantándose hacia Moscú.