Es viernes y este es el número 226 de Nexo Europa, la newsletter de actualidad y análisis de asuntos europeos. Estamos a la espera del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, pero mientras tanto hay muchas otras cosas pasando en el mundo, también aquí en Europa. Vamos a repasarlas.
La desinformación y el desconocimiento es el mayor enemigo de Europa y del futuro de los europeos. Nexo Europa necesita tu ayuda para seguir haciendo nuestra parte de trabajo. Para apoyar el proyecto y que siga siendo viable podéis hacerlo pulsando debajo en Pledge your support o pinchando aquí. Todavía no se te cobrará nada, porque necesitamos muchos más compromisos para dar el paso. Si no consigues hacer el compromiso de pago, quizás puedes resolverlo siguiendo las instrucciones que doy al final de este post. Otra opción es escribirme a nexoeuropa.newsletter@gmail.com e intentaré ayudarte.
Ni guerra, ni paz
Esta semana Ulf Kristersson, primer ministro sueco, ha hablado de la situación de su país, que no se encuentra ni en paz, ni en guerra. Europa no está en guerra con Rusia, al menos no una guerra convencional, como las que conocemos. Pero tampoco podemos considerar que está en paz. Los Veintisiete, y más generalmente el continente europeo quitando un grupo pequeño de países, tiene unas relaciones muy tensas con el Kremlin que no se pueden calificar de pacíficas.
Es una fórmula similar a la utilizada por Mark Rutte, secretario general de la OTAN, durante su primer gran discurso en el cargo. Si hay un sitio en el que se puede observar claramente que estamos en un umbral, en un territorio indeterminado entre la guerra y la paz, ese es el Mar Báltico. Los países europeos nórdicos llevan mucho tiempo denunciando actos de sabotaje por parte de Rusia, cuya “flota fantasma”, los viejos buques con los que Moscú esquiva las sanciones occidentales, han dañado en varias ocasiones cableados submarinos importantes.
A principios de esta semana se ha celebrado una cumbre de líderes de algunos de los países más afectados por este nuevo estado de “sin guerra pero sin paz”. En Helsinki se han dado cita los líderes Finlandia, Estonia, Dinamarca, Alemania, Letonia, Lituania, Polonia y Suecia, además de Mark Rutte, secretario general de la Alianza Atlántica, y Henna Virkkunen, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea a cargo de Seguridad. En esa reunión se ha anunciado una nueva misión de la OTAN dotada de buques, aviones, submarinos y drones con el objetivo de patrullar mejor lo que cuando Finlandia y Suecia se unieron a la Alianza se calificó del “lago OTAN”, el Mar Báltico, completamente rodeado por países aliados salvo el pequeño enclave de Kaliningrado (Rusia).
Kristersson ha intentado desarrollar algo más su afirmación de que los países nórdicos no se encuentran ni en paz ni en guerra. “La verdadera paz requiere libertad y la ausencia de conflictos graves entre países. Pero nosotros y nuestros vecinos estamos expuestos a ataques híbridos, llevados a cabo no con robots y soldados, sino con ordenadores, dinero, desinformación y riesgo de sabotaje”, ha explicado el primer ministro sueco. Sin embargo, hemos hablado tanto de la guerra híbrida que quizás se ha perdido el contacto con la realidad: los ataques híbridos son solamente el primer paso. Y los socios occidentales ya no están sujetos solamente a ataques cibernéticos o campañas de desinformación. Hablamos de sabotajes y más cosas.
Esta semana, desde Varsovia, Donald Tusk, primer ministro de Polonia, ha asegurado que Rusia ha planeado ataques “en el aire”, acusando al Kremlin de haber querido introducir material inflamable en distintos vuelos de transporte de mercancías hacia Estados Unidos. No es la primera noticia que tenemos al respecto, ya que The New York Times escribió en noviembre que la inteligencia americana había avisado de este riesgo a la Casa Blanca. El Kremlin, por supuesto, niega cualquier plan de ataques terroristas contra el transporte aéreo. Las explosiones se produjeron en todo caso antes de que el material fuera introducido en las aeronaves, en depósitos en el Reino Unido, Alemania y Polonia, según miembros de los servicios de seguridad polacos.
Otro ejemplo: esta semana el Gobierno alemán liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz ha aprobado un nuevo plan que, si es ratificado por el Bundestag, permitirá al ejército alemán derribar drones cuando estos representen un riesgo para la seguridad nacional. La medida se ha tomado después de que las autoridades alemanas hayan identificado varios drones tanto en la zona de la base militar americana de Rammstein, clave en los esfuerzos aliados de entrenamiento de militares ucranianos, como cerca de las instalaciones de la industria armamentística alemana.
Como señalaba estas Navidades durante su discurso el presidente de la república italiana, Sergio Mattarella, la Unión Europea es la “expresión histórica” de la paz, y por eso nos resulta tan complejo asumir que vivimos en ese territorio gris entre la paz y la guerra, o, incluso, que la guerra puede ser un escenario real para este territorio, regado de tantos millones de muertos a lo largo del siglo XX. Pero esta es la realidad de nuestros días.
Recientemente, el pensador búlgaro Ivan Krastev ha señalado algo que es relevante, y que creo que forma parte del giro de Europa hacia el este, que se está produciendo mentalmente tanto o más que geográficamente: para Europa occidental la idea de la muerte y la guerra estaba totalmente desaparecida de nuestro imaginario colectivo. Lo habíamos desterrado. No así aquellos países más expuestos a la amenaza de Rusia, que siempre han intentado avisarnos a los socios de la ‘antigua’ Unión del riesgo que representaba Moscú. Lamentablemente, el futuro de Europa en el mundo encaja mucho más con la visión que los amigos de Europa del este han tenido durante las últimas décadas que a la esperanza transnacional y pacífica de los miembros originales del club. “Tras siglos de horribles guerras, la pacificación de la mente europea fue el mayor logro político del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Ahora, se ha convertido en una vulnerabilidad para su seguridad”, ha señalado Krastev.
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Cajón del sastre
Alto el fuego: esta semana Israel y Hamás han aceptado un alto el fuego y una entrega de rehenes que el grupo terrorista mantenía secuestrados desde los atentados del 7 de octubre de 2023. El alto el fuego es extremadamente débil, como demuestra que Tel Aviv haya lanzado ataques pocas horas después de anunciarse, y que Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, haya acusado a Hamás de variar condiciones del acuerdo en el último momento. En las capitales europeas se ha celebrado el anuncio aunque no sin ciertas reservas respecto a su robustez, y la Comisión Europea ha anunciado un nuevo paquete de ayuda humanitaria para Gaza de 120 millones de euros. “El acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes ofrece una esperanza que la región necesitaba desesperadamente. Pero la situación humanitaria sigue siendo sombría en Gaza. Europa canalizará 120 millones de euros de ayuda en 2025, junto con toneladas de ayuda en especie, para seguir apoyando a los palestinos”, ha señalado Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
Esperando la inauguración: el lunes será la inauguración de Donald Trump como (de nuevo) presidente de los Estados Unidos. Su regreso a la Casa Blanca ha generado muchísimo nerviosismo en las capitales europeas, y las amenazas lanzadas contra Copenhague, asegurando que no descarta el uso de la fuerza militar para hacerse con Groenlandia, no han ayudado a calmar los ánimos. De hecho, estos días la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, se ha reunido con los principales directivos de empresas del país para afrontar lo que muy probablemente sea una guerra comercial en la que Trump atacará especialmente a Dinamarca con el objetivo de debilitar su defensa del principio de que deben ser los groenlandeses los que decidan su futuro. Mientras tanto, Acea, la asociación de fabricantes de vehículos europeos, que serían unos de los grandes damnificados en caso de una guerra comercial entre EEUU y los Veintisiete, ha enviado una carta a la Comisión Europea en la que señalan que “la UE debe buscar un gran acuerdo con EEUU e intentar evitar un posible conflicto comercial”.
Ribera al frente: la ausencia de Ursula von der Leyen por enfermedad ha hecho que la española Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea a cargo de Transición y Competencia, ha presidido esta semana el colegio de comisarios, la reunión semanal que marca la agenda del Ejecutivo comunitario. Ribera también ha intervenido en un foro del think tank económico Bruegel, donde ha presentado sus ideas respecto al Plan de Industria Limpia (‘Clean Industrial Deal’, CID) una de las grandes políticas de la Comisión Europea durante los próximos cinco años. Ribera ha identificado al CID como el sucesor del Pacto Verde que fue el elemento central del Ejecutivo comunitario entre 2019 y 2024. Por cierto, la española ha señalado que la Comisión Europea no frenará sus investigaciones contra las ‘big techs’ aunque se lo exija la administración americana, como sugirió el dueño de Meta, Mark Zuckerberg.
Invitación de Costa: el presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha enviado esta semana la carta de invitación a los líderes europeos al “retiro” que ha organizado el portugués en un palacete a pocos kilómetros de Lieja (Bélgica) para tener una discusión estratégica y pedir su opinión sobre dos puntos: el primero es si Europa debe “asumir una mayor responsabilidad en su propia defensa” y, en segundo lugar, si la Unión tiene “un interés común en cooperar a escala” europea. Esos dos puntos permitirán tener un debate largo sobre asuntos como los “eurobonos” para gasto común en defensa, por ejemplo. Además, Costa tiene previsto que los líderes europeos también hablen sobre el principal elefante en la habitación: el cambio de guardia en la Casa Blanca. Para cuando se reúnan el próximo 3 de febrero Donald Trump ya llevará 15 días siendo de nuevo presidente de los Estados Unidos.
La supervivencia de Francois Bayrou: el primer ministro francés está luchando por su supervivencia. Sí, exactamente igual que su antecesor, Michel Barnier. Ahora Bayrou, cuya estrategia había pasado por apoyarse en el flanco izquierdo de su posible coalición para sobrevivir a una más que probable y anunciada desde el primer minuto moción de censura e intentar aprobar unos presupuestos con respaldo de socialistas, ecologistas y comunistas, está empezando a tambalearse. El Partido Socialista (PS) ha amenazado esta semana con respaldar una moción de censura planteada por el sector más izquierdista de la coalición del Nuevo Frente Popular (NFP), los miembros de La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon. Por ahora el PS se mantiene del lado de Bayrou, pero si el partido de extrema derecha Reagrupación Nacional (RN) decide apoyar una moción entonces los números serán muy, muy ajustados, y cualquier desertor de la bancada socialista puede acabar tumbando el Gobierno francés. En el primer asalto de LFI contra Bayrou, el primer ministro ha sobrevivido a pesar de que ocho diputados de los 66 de PS han votado a favor de la moción.
Eslovaquia y el gas ucraniano: la decisión ucraniana de cortar el paso de gas ruso a través de su territorio tiene tres grandes damnificados, los tres Estados miembros que seguían recibiendo gas ruso a través de los gasoductos que atraviesan el país invadido por Moscú: Austria, Hungría y Eslovaquia. El Gobierno en Bratislava, liderado por el primer ministro Robert Fico, ha estado atacando duramente a Kiev por la decisión de cortar el tránsito. Fico ha señalado su voluntad de reunirse con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pero este le ha señalado que debe viajar a territorio ucraniano para verse. El nivel de agresividad entre los dos líderes ha aumentado en los últimos días. Zelenski no se ha cortado, escribiendo en redes sociales que “es bueno que (...) Fico haya regresado por fin de sus vacaciones en un lujoso hotel de Vietnam y se encuentre ahora en Bratislava. Para él, personalmente, debe de ser todo un reto: pasar de vivir en el lujo a intentar ahora arreglar sus propios errores”. Además, la oposición eslovaca ha registrado esta semana una moción de censura contra Fico, al considerar que el primer ministro ha llevado a Eslovaquia hacia posturas más prorrusas (absoluta sorpresa, porque fue literalmente lo que prometió durante su campaña electoral). Por cierto, quedándonos en Eslovaquia: esta semana un estudiante que portaba una bandera ucraniana mientras recibía un reconocimiento por parte de las autoridades ha negado el saludo al presidente de la república, Peter Pellegrini, aliado de Fico.
“Acciones decisivas”: esta semana la Comisión Europea ha amenazado con “acciones decisivas” contra China por lo que considera que es una política que excluye a los productos europeos sanitarios de las licitaciones públicas en el gigante asiático. El Ejecutivo comunitario ya acusó a Pekín en abril, pero ahora ha concluido una investigación que considera que respalda sus sospechas. Bruselas ofrece a las autoridades chinas una vía de diálogo que haga que el gigante asiático restablezca la “equidad”, pero si no lo hace tomará medidas que podrían incluir la exclusión de empresas chinas en licitaciones similares en la Unión Europea. La Comisión Europea ha podido analizar 380.000 licitaciones de productos sanitarios entre 2017 y mediados de 2024, pero de ellas solamente 35.504 tenían información sobre los criterios de admisibilidad y otros criterios para participar en la licitación.
Inversiones salientes: nos quedamos en la agenda de seguridad económica, porque esta semana la Comisión Europea ha dado a los Estados miembros 15 meses para que analicen las inversiones que empresas europeas realicen en el extranjero cuando se refieran a tres sectores que Bruselas considera como críticos. Estos sectores son los de los semiconductores, inteligencia artificial y tecnologías cuánticas. El Ejecutivo comunitario pide a las capitales que analicen detalladamente posibles transferencias de inteligencia y conocimiento a empresas de países terceros. Así, por ejemplo, solicitan que recaben información sobre “cualquier acuerdo contractual de investigación y desarrollo, licencia de propiedad intelectual y movimiento de personal clave como parte de la inversión”. El objetivo es evitar que empresas de países terceros que puedan ser rivales de la UE y puedan tener intención de desestabilizar a Europa o aprovechar sus dependencias económicas o geopolíticas adquieran conocimientos y tecnología que pueda ser utilizada contra los intereses europeos. Ya sabéis que la Unión Europea cuenta con un mecanismo de escaneo de inversiones entrantes en el territorio comunitario, pero todavía no tiene un mecanismo de inversiones salientes. Este es un paso más por parte de la Comisión en el camino para intentar establecer uno en el futuro.
El plan polaco en defensa: esta semana el ministro de Defensa polaco, Władysław Kosiniak-Kamysz, ha reunido en Varsovia a sus homólogos de Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido para discutir sobre el aumento de la inversión en defensa. El Gobierno polaco, liderado por el primer ministro Donald Tusk (PPE) confía en ser aliado de la administración americana de Donald Trump en su esfuerzo para que los socios europeos inviertan más en defensa. Un recordatorio de que recientemente Trump ha hablado de un objetivo de gasto del 5% del PIB para los socios de la OTAN, muy por encima de las cifras que se están manejando en la Alianza Atlántica y que ya hacen sentir nerviosos a los países más rezagados en el gasto militar, entre los que se encuentra España. Kosiniak-Kamysz es el líder del partido popular agrario (PSL) polaco, miembro de la coalición de Gobierno de Tusk.
Fuego amigo: la decisión del canciller alemán Olaf Scholz de bloquear un nuevo paquete de ayuda a Ucrania impulsado por sus socios de Gobierno, Los Verdes, y su ministro de Defensa, de su propio partido, ha provocado una fractura más en Berlín, intensificada a la vista de las elecciones federales del 23 de febrero. Annalena Baerbock (Die Grünen, Los Verdes), ministra de Asuntos Exteriores, ha acusado a Scholz, candidato de los socialdemócratas (SPD) en los comicios, de haber rechazado la ayuda por unos pocos votos. Baerbock no ha mencionado directamente al canciller, pero los ataques han sido claros, haciendo referencia al paquete de 3.000 millones de euros que ha quedado en papel mojado. Para los Grünen, que tienen como uno de sus principales atractivos electorales su discurso duro en política exterior, el hacer bandera del apoyo a Kiev es también una apuesta electoral de cara a febrero. Desde noviembre, cuando se rompió el Gobierno de coalición entre socialistas, verdes y los liberales del FDP, los ecologistas han pasado de rondar el 10% en las encuestas al 14%. Mientras tanto, la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD), ha pasado del 18% al 21%, los democristianos de la CDU del 33% al 31%. Mientras tanto el SPD se ha mantenido estable en el 16%.
Renew reafirma su cordón sanitario: los liberales europeos pretenden mantener un cordón sanitario que deje fuera de los grandes acuerdos en la Eurocámara a la extrema derecha, es decir, los grupos de Patriotas por Europa (PfE) y los Soberanistas (ESN), a los ultraconservadores (ECR) y también a los izquierdistas de La Izquierda, aunque con estos dos últimos grupos fuentes parlamentarias liberales explican que irán “caso a caso” y “delegación a delegación”, como ha venido ocurriendo. Las mismas fuentes esperan que el Partido Popular Europeo (PPE) deje de construir mayorías alternativas con la extrema derecha y con ECR y que se mantenga fiel al acuerdo firmado entre la líder liberal, Valérie Hayer, el popular Manfred Weber y la socialista Iratxe García.
Cambio de guardia en ECR: el partido (que no grupo en la Eurocámara) de los Conservadores y Reformistas cambia de líder. Hasta ahora los ultraconservadores tenían a la primera ministra italiana Giorgia Meloni como su presidenta, pero el puesto lo ocupará ahora el ex primer ministro polaco Mateusz Morawiecki, de Ley y Justicia (PiS), enemigos directos del primer ministro Tusk (PPE). ¿Tendrá algún efecto este cambio de guardia? En principio, no. Se trata de apoyar a unos socios, los polacos, que están luchando en varios frentes en Varsovia y a los que les viene bien el soplo de aire fresco del apoyo de sus socios ultraconservadores europeos.
Schallenberg en Bruselas: el nuevo canciller en funciones de Austria, Alexander Schallenberg, que ha sustituido al anterior canciller y líder popular Karl Nehammer, ha viajado a Bruselas este pasado lunes con una misión, que es tranquilizar a las instituciones europeas respecto a las negociaciones entre su partido, los democristianos de ÖVP, y la formación de extrema derecha y prorrusa FPÖ, cuyo líder, Herbert Kickl, aspira a ser el próximo canciller federal. Hasta hace poco, también en Viena, Kickl era un paria. Pero los sectores más derechistas de ÖVP consideraron desde el primer momento en septiembre, después de que el FPÖ ganara las elecciones federales, que debían aupar al poder a Kickl a cambio de un acuerdo de Gobierno con límites estrictos. Nehammer se resistió, y trató de negociar un Ejecutivo de liberales y socialdemócratas.
Gobierno en Bulgaria: tras varias repeticiones electorales Bulgaria tiene nuevo Ejecutivo, en el que los conservadores del GERB, miembros del Partido Popular Europeo (PPE) tendrán un rol destacado y donde también participarán los socialistas del BSP y el partido protesta ITN, con el apoyo externo de la formación que representa los intereses de la minoría turca en el país, APS. El nuevo primer ministro es Rosen Zhelyazkov, que en el pasado fue ministro de Transporte en un Gobierno del líder de su formación, Boyko Borissov, que acabó perdiendo el poder acosado por los casos de corrupción.
Gobierno irlandés: siguen las negociaciones entre los dos partidos tradicionales conservadores de la República de Irlanda, Fianna Fail y Fine Gael, y los diputados independientes que van a respaldar al nuevo Ejecutivo. La idea de las dos formaciones es contar con un buen puñado de votos más de los necesarios en el parlamento irlandés para contar con una mayoría amplia que ofrezca estabilidad al Ejecutivo.
Condena a Grecia: el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo (TDDHH), un órgano del Consejo de Europa y no de la Unión Europea, condenó la semana pasada a Grecia por devolver a Turquía a una solicitante de asilo que era perseguida en Ankara, acusada de formar parte de los actores que impulsaron el fallido golpe de Estado de 2016, el grupo islamista de Fethullah Gülen. La solicitante, nacida en 1992, había sido condenada en 2019 a más de seis años de prisión, y ese mismo año huyó y trató de cruzar a Grecia. Atenas tenía un sistema de devoluciones prácticamente automáticas, lo que el TDDHH califica de “sistemáticas”, en la frontera de Evros (al norte del país), y la solicitante fue una de las devueltas automáticamente a las autoridades turcas.
Caen las llegadas irregulares: leyendo la prensa europea y viendo según qué debates nacionales pudiera parecer que Europa se encuentra ante una enorme crisis migratoria. La verdad es que los datos de Frontex, la agencia europea de fronteras, arrojan una imagen muy diferente respecto al 2024: las llegadas han caído un 38%. La caída más pronunciada se ha producido en la ruta de los Balcanes occidentales, donde las llegadas se han reducido un 78%, mientras que la del Mediterráneo central, la ruta hacia Italia y Malta, ha caído un 59%. Sin embargo, las llegadas han aumentado en la ruta del Atlántico, la que lleva hasta las Canarias, con un incremento del 18%.
Presidenciales croatas: Zoran Milanovic, actual presidente de la república, se ha impuesto a su rival en las elecciones presidenciales croatas del pasado fin de semana. Milanovic, un populista pro-ruso crítico con la OTAN, candidato del partido opositor de los socialdemócratas (SDP), obtuvo el 74,58% de los votos frente a su rival, Dragan Primorac, apoyado por los conservadores croatas del HDZ, el partido del primer ministro Andrej Plenkovic. Milanovic fue primer ministro entre el 2007 y el 2016, lideró el final de las negociaciones para el ingreso de Croacia en la Unión Europea y expandió los derechos de las parejas del mismo sexo, pero paulatinamente ha ido girando hacia posiciones más críticas con occidente.
LibDem más claros: el líder de los liberaldemócratas británicos, Ed Davey, está haciendo una apuesta política que se basa en intentar forzar al Gobierno británico del primer ministro laborista Keir Starmer, a que sea más ambiciosa en su agenda de “resetear” la relación con la Unión Europea. Davey ha acusado a Starmer de limitar su política hacia Bruselas a “decir que no de manera más educada que los Conservadores”. La base política de los LibDem ya es abiertamente proeuropea y contraria al Brexit, así que el movimiento de Davey es natural. El líder liberaldemócrata ha pedido a Downing Street que negocie un nuevo acuerdo para participar en la unión aduanera.
Continúan las protestas en Serbia: miles de personas protestaron el pasado fin de semana contra la corrupción del Gobierno del presidente Aleksandar Vučić en las calles de Belgrado. Como recordaréis, las protestas comenzaron a raíz de un accidente en la estación de ferrocarriles de Novi Sad, al norte del país, que le costó la vida a 15 personas después de que se desplomara un techo que había sido recientemente renovado. Para los manifestantes, liderados por estudiantes universitarios, el accidente es una muestra de la corrupción que vive Serbia bajo el Gobierno de Vučić. Como parte de las protestas los estudiantes de facultades en Belgrado, Kragujevac y Niš bloquean el tráfico y guardan 15 minutos de silencio por los fallecidos. Aquí tenéis imágenes de la concentración del pasado domingo.