Nexo Europa (nº 229) - La Europa de los tanques
Es viernes y este es el número 229 de Nexo Europa, la newsletter de actualidad y análisis de asuntos europeos. Este número os llega bastante antes de lo que tenemos acostumbrado. Es un experimento. Voy a probar con esta franja horaria para ver qué tal leéis el número, y si funciona bien quizás intente (cuando pueda y tenga tiempo suficiente) enviar las newsletters en esta franja horaria.
Por unos 15 céntimos al día puedes hacer que Nexo Europa siga adelante. La desinformación y el desconocimiento son el mayor enemigo de Europa y del futuro de los europeos. Esta newsletter necesita tu ayuda para seguir haciendo nuestra parte de trabajo. Para apoyar el proyecto y que siga siendo viable podéis hacerlo pulsando debajo en Pledge your support o pinchando aquí.
Todavía no se te cobrará nada, porque necesitamos muchos más compromisos para dar el paso, así que anímate. Si no consigues hacer el compromiso de pago, quizás puedes resolverlo siguiendo las instrucciones que doy al final de este post (pincha). Otra opción es escribirme a nexoeuropa.newsletter@gmail.com e intentaré ayudarte.
🎙️ 🇪🇺 ¡Aviso de podcast! — Esta semana Laura Zornoza y un servidor hemos publicado el primer capítulo de nuestro rebautizado podcast de asuntos europeos, ‘Estación Europa’. Hemos hablado del reto que plantean los gigantes digitales a la Unión Europea, especialmente en el contexto de la cercanía de las ‘Big Tech’ hacia Donald Trump y su intento de hacer uso del poder de la Casa Blanca para forzar la mano de la Comisión Europea. Estamos relanzando el podcast y queremos llegar a nuevas audiencias, así que comparte el capítulo para ayudarnos. Puedes escucharlo en Spotify, iVoox o Apple Podcast.
La Europa de los tanques
El pasado lunes los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reunieron en Bruselas para discutir de qué manera abordar el debate de la seguridad y la defensa. Es un asunto que no es nuevo, como sabéis los que llevéis un tiempo suscritos a esta newsletter. Se habló de ello de manera muy clara en la cumbre de Versalles de 2022, a la sombra todavía de la reciente invasión rusa de Ucrania, y se ha seguido hablando desde entonces. Se trata de una auténtica metamorfosis para la Unión, que no es un actor militar, sino un bloque que siempre ha utilizado el “poder blando”. El reto es enorme, y nadie se engaña.
Por eso, António Costa, presidente del Consejo Europeo, hizo bien a la hora de citar el Tratado de París de 1951, uno de los textos fundacionales del club comunitario, a la hora de abordar el debate. “Considerando que la paz mundial solo puede salvaguardarse mediante esfuerzos creadores proporcionales a los peligros que la amenazan”, escribió en redes sociales. Refleja una idea que estoy intentando impulsar en los foros y debates a los que me invitan: la actual situación requiere que Europa sea realista, y ser realista, tras un análisis detallado de la situación, solamente se puede traducir en medidas radicales. El radicalismo es el único realismo si se quiere hablar de la supervivencia de Europa como actor político independiente.
Los jefes de Estado y de Gobierno se reunieron en este formato, el de un “retiro” en el Palais d’Egmont en Bruselas, con el objetivo de sacarlos de su marco mental habitual, el de las reuniones en el Consejo Europeo más centradas en el documento de conclusiones que en la sustancia. Aquí no había texto de conclusiones, y el equipo de Costa ideó la reunión como una oportunidad de discutir con cierta libertad sobre la cuestión. También estuvieron presentes en distintos momentos del encuentro Mark Rutte, secretario general de la OTAN, y Keir Starmer, primer ministro del Reino Unido.
El debate se centró en una serie de aspectos. Uno de ellos era la cuestión de las capacidades, la identificación de brechas que deben cubrirse, y que ya están identificadas en gran parte por la Agencia Europea de Defensa (EDA, por sus siglas en inglés). La idea es pensar tanto en el plano nacional, es decir, capacidades que tienen sentido a nivel nacional, como aquellas que deben trabajarse a nivel europeo. Un caso del que se ha hablado es el escudo aéreo común que han propuesto tanto Polonia como Grecia.
La segunda cuestión fue el gasto en defensa, porque esas capacidades no se pagan solas. Una parte del debate es el objetivo de inversión de la OTAN, que Donald Trump, nuevo presidente de Estados Unidos, quiere que se sitúe en el 5%, unos niveles que son rechazados por prácticamente todos los Estados miembros. El asunto se discutirá poco a poco y será uno de los asuntos centrales de la cumbre de La Haya en verano. Dentro de la sala la sensación fue la de que es importante centrarse en el contenido de la inversión en defensa, más allá de un número concreto.
Pero gran parte de la cuestión es… ¿de dónde sacamos el dinero? Ya sabéis que está la cuestión de una posible emisión de deuda conjunta para financiar proyectos europeos. Una especie de nuevo Fondo de Recuperación, pero destinado a seguridad y defensa. Esta es la opción preferida de muchos, y, además, algunos Estados miembros que siempre se han opuesto a los demonizados eurobonos se muestran ahora a favor (siempre y cuando estemos hablando de seguridad y defensa, claro). Pero hasta que no pasen las elecciones alemanas, donde la deuda conjunta europea sigue siendo un tabú político, la Unión Europea se va a adentrar muy poco en esta discusión.
Durante la rueda de prensa posterior se habló del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que ya os comentamos que un buen número de países habían escrito a su presidenta, la española Nadia Calviño, para que se abriera a financiar directamente a la industria de la defensa, y la posibilidad de flexibilizar las reglas fiscales para permitir un aumento de gasto. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, hizo esa referencia. Nadie en el Ejecutivo comunitario ha sabido explicar exactamente a qué se refiere, más allá de que podría ser algún tipo de modificación de la cláusula general de escape (una cláusula que permite la suspensión de las reglas fiscales, que estuvo activada entre 2020 y 2024, pero que debería ser supuestamente por una causa muy grave y, en principio, y hasta donde sabemos, general, para todos los gastos).
La realidad es que la pregunta que deberíamos hacernos es cómo es posible que las reglas fiscales, acordadas en diciembre de 2023, cuando ya se sabía que la defensa iba a ser un elemento central, no tuvieran en cuenta una mayor flexibilidad para el gasto militar. ¿Cómo es posible? Bueno, pues porque sí que tuvieron en cuenta ese factor. La reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento incluye el gasto en defensa como un “factor relevante”, algo así como un atenuante en caso de que un Estado miembro se aleje de la senda de consolidación fiscal. Pero podéis decirme: “Bueno, una cosa es que esté ahí, y otra que se aplique”. Bueno… ¡es que se ha aplicado ya! El plan fiscal a medio plazo de Polonia se ha aprobado este otoño únicamente tras tener en cuenta el gasto en defensa como un atenuante.
Lo cierto es que este “factor relevante” deja a la Comisión un enorme margen de interpretación. Esa puede ser la base para que Bruselas sea mucho más flexible con el gasto militar de los Estados miembros. Eso no quita que el Ejecutivo comunitario pueda tener otras ideas encima de la mesa, pero todo se debe hacer sobre esa base: ya existe en las normas un margen de flexibilidad (que, por alguna razón, Von der Leyen no especificó en la rueda de prensa posterior a la cumbre). Mi obsesión con dejar claro que existe este espacio es para evitar que en algún momento la Comisión Europea nos presente como algo nuevo una cosa que ya estaba acordada (que es un clásico en esta ciudad, por otro lado).
Esta discusión servirá a la Comisión Europea en su trabajo de elaboración de un “Libro Blanco”, una especie de documento de reflexión que realiza Bruselas para tener un debate en profundidad sobre la dirección política en un determinado campo. La idea es que el Ejecutivo comunitario publique ese documento en marzo.

La otra guerra (la comercial)
El anuncio de aranceles por parte de Trump contra Canadá, México y, en menor medida, contra China, puso a la Comisión Europea en alerta. Que Washington imponga aranceles a la Unión Europea no sería ninguna sorpresa, porque el presidente estadounidense ha estado anunciando esta medida durante toda la campaña de las presidenciales, y después, ya en la Casa Blanca, ha insistido en que Europa ha sido “muy mala” con Estados Unidos: y sí, la UE tiene un superávit comercial respecto a los americanos en bienes, pero cuando se trata de servicios es EEUU la que tiene un superávit comercial. En el Ejecutivo comunitario tenían tan claro que este, la amenaza de una guerra comercial, era el escenario clave que cuando se puso en marcha un equipo de funcionarios y técnicos para preparar el terreno ante un regreso de Trump a la administración ya se trabajó en un plan para responder a Washington en caso de una guerra comercial. Esta semana han seguido las reuniones dedicadas a cómo responder cuando llegue el golpe. Porque llegará. Si no es este viernes (después del envío de esta newsletter) será en los próximos días.
Los aranceles contra Canadá y México fueron, en todo caso, pausados a las pocas horas de anunciarse, dando una prórroga de 30 días para negociaciones entre México DF, Ottawa y Washington. La lógica de la Casa Blanca muestra que para ellos los aranceles son un movimiento de apertura a la negociación. Al menos por ahora. Anuncia tarifas, y después se sienta a ver qué le pueden ofrecer desde el otro lado de la mesa.
En todo caso, Trump asegura que “definitivamente” pondría aranceles a la Unión Europea. Y eso estuvo muy presente en la reunión del pasado lunes de la que hablamos. Muchos líderes europeos hablaron del asunto a su llegada al Palais d’Egmont, y trataron de disuadir con buenas palabras al presidente de los Estados Unidos. “Si fuéramos atacados en los temas comerciales, Europa como potencia que es deberá hacerse respetar y reaccionar”, señaló Emmanuel Macron, presidente francés, mientras que otros, como el presidente lituano Gitanas Nauseda, han intentado centrarse en el tono conciliador. “Tenemos que proponer algo que pueda ser interesante y atractivo para Estados Unidos, como acuerdos de libre comercio en la industria automovilística o como comprar más energía”, aseguró. Donald Tusk, primer ministro polaco, se limitó a señalar que en un momento de riesgo para la seguridad colectiva de Estados Unidos y Europa sería “estúpido y contraproducente” entrar en una guerra comercial.
Von der Leyen se mostró algo más asertiva de lo habitual. Hablando de posibles aranceles aplicados de manera “injusta o arbitraria”, la alemana señaló que la Unión Europea respondería “con firmeza”. En 2018 el Ejecutivo comunitario necesitó varios meses antes de responder a la andanada de aranceles por parte de la administración Trump. La realidad es que en Bruselas hay mucho miedo a la división, y está claro que hay un buen grupo de Estados miembros que ya están intentando por solitario ser vistos por la administración Trump con buenos ojos para que las medidas que anuncie el presidente les dañen menos a sus industrias centrales. París está siendo la principal capital que está pidiendo que nadie rompa filas y que se busque una respuesta unida a Washington. Como explicó Macron el lunes, las medidas americanas “empujan a los europeos a estar más unidos, ser más activos para responder a las cuestiones de su seguridad colectiva”.
Una idea que ha circulado en los últimos días en la capital comunitaria es la posibilidad de que la Unión Europea haga uso de la “herramienta anti-coerción” (ACI) contra las ‘Big Tech’ de Silicon Valley, como ha publicado el Financial Times. Cuando se presentó este instrumento en 2023, el Ejecutivo comunitario explicó que este “ofrece a la UE una amplia gama de posibles contramedidas cuando un país se niega a eliminar la coacción. Entre ellas figuran la imposición de aranceles, restricciones al comercio de servicios y a los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio, y restricciones al acceso a la inversión extranjera directa y a la contratación pública”.
Más allá de las reacciones de los líderes, ¿cómo puede la Unión Europea responder eficazmente a esta nueva amenaza que tenemos sobre la mesa? En diciembre Bruegel, el think tank económico de referencia en Bruselas, publicó un largo documento sobre ello. Uno de los autores es, por cierto, un español histórico de la dirección general de Comercio del Ejecutivo comunitario, Ignacio García Bercero, que fue negociador jefe del TTIP, un proyecto de acuerdo comercial entre EEUU y la Unión Europea. Vamos, que sabe de lo que habla.
Los tres autores proponen una respuesta de la UE a EEUU que se basa en tres ideas. La primera es intentar evitar los aranceles en primer lugar combinando algunas ofertas al mismo tiempo que se deja claro a Washington que habrá represalias, con una lista “creíble”, y que se aplicarán aranceles al mismo nivel que los que imponga la Casa Blanca. Para que la amenaza europea sea creíble, los expertos sugieren que la UE trabaje en una “lista negativa”. Es decir, en vez de diseñar una lista con los bienes que sí están sujetos a unos aranceles, imaginemos, del 10%, lo que se hace es una lista con todos los bienes que no están sujetos a esos aranceles, que serían solamente aquellos que sean fundamentales para la UE. Todos los demás, los sufrirían. “Esto garantizaría que la amenaza de represalia de la UE es lo suficientemente grande como para proporcionar una disuasión eficaz. Las represalias de la UE deberían poder ampliarse o reducirse en función de las acciones de Estados Unidos”, recomiendan los analistas.
En segundo lugar, Bruegel propone que la UE se centre en trabajar con todos los socios que quieran mantener en pie y reformar la Organización Mundial del Comercio (OMC), y en tercer lugar sugieren que la Unión debe redoblar sus esfuerzos para cerrar nuevos acuerdos comerciales, como ha hecho recientemente con Mercosur (que todavía tiene por delante un largo proceso para ser aplicado) o la actualización del acuerdo con México. Los autores señalan la necesidad de aprovechar el momento para estrechar lazos con el Reino Unido (el famoso reset del que se habla mucho en Bruselas y Londres) y expandir sus acuerdos por el Indo-Pacífico y por África
Cajón de sastre
Presupuesto francés: el Gobierno francés ha conseguido aprobar el necesitado presupuesto de 2025 haciendo uso del artículo 49.3 de la Constitución, ya que no contaba con una mayoría para aprobar las cuentas, lo que se tradujo en que el primer ministro, François Bayrou, se tuviera que someter a una moción de confianza impulsada por los izquierdistas de La Francia Insumida (LFI) de Jean-Luc Mélenchon. De vuelta, el grupo ha puesto la presión sobre el Partido Socialista buscando los votos necesarios para tumbar el Gobierno, pero ha fracasado, dando más estabilidad al Ejecutivo. Bayrou necesita mantener al PS cerca, porque sin sus votos volvería a depender, como ya lo hizo el gabinete de Michel Barnier, del apoyo de la extrema derecha de Reagrupación Nacional de Marine Le Pen. El primer ministro ha admitido que el presupuesto es “imperfecto”, pero ha hecho referencia a la necesidad de dar estabilidad al país en los mercados financieros y ha ofrecido algunas cesiones al PS que han permitido a los socialistas defenderse de sus socios del LFI, que les han acusado de traicionar al bloque del Nuevo Frente Popular.
Merz tropieza (varias veces): las elecciones federales alemanas, que se celebran el próximo 23 de febrero, son unos comicios en los que el único que puede perderlas es Friedrich Merz. El candidato de los democristianos (CDU/CSU) es el absoluto favorito, y contaba con tanta ventaja sobre sus rivales que solamente una serie de errores suyos y de su partido podrían hacer que acabara perdiendo ese espacio. Y eso es justo lo que estamos viendo. Ya hablamos de que Merz se apoyó en el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) para sacar adelante una moción no vinculante en el Bundestag pidiendo endurecer la política migratoria, rompiendo un tabú de más de siete décadas de no llegar a acuerdos con formaciones de extrema derecha en la política alemana. El viernes, Merz redobló su apuesta el viernes, tratando de sacar adelante una votación, esta vez ya sí sobre un texto legal, en la que el líder de la CDU acabó perdiendo. Doce diputados conservadores dieron la espalda a su candidato a canciller federal ante su movimiento de acercamiento hacia AfD. Merz lleva días siendo duramente criticado por los socialdemócratas (SPD), los verdes (Grünen), pero también por Alice Weidel, la líder de AfD, que señala que el candidato democristiano no tiene lo necesario para ser el líder de un bloque conservador unido. Merz ha sido criticado incluso por la excanciller Angela Merkel, y su endurecimiento del discurso en política migratoria, que responde a una serie de atentados provocados por solicitantes de asilo en los últimos meses y a un reclamo social aparente por medidas migratorias más estrictas, también ha sido criticado por la iglesia católica y protestante en Alemania. Este fin de semana unas 160.000 personas, según la policía local, se han manifestado en la puerta de Brandeburgo en Berlín, pidiendo mantener el cordón sanitario contra el partido de extrema derecha.
El SPD se aprovecha: el debate sobre migración y el acercamiento entre el líder de la CDU y el AfD (aunque sea en esta materia) parece estar beneficiando a los socialdemócratas (SPD) del canciller Olaf Scholz, que según una encuesta esta semana de YouGov habría crecido tres puntos en las encuestas, hasta el 18%. Un buen conocedor de la política alemana me explicaba hace poco que lo más probable es que veamos un incremento de la popularidad del SPD a medida que se acerca la fecha de las elecciones federales ante una acumulación de voto-rechazo hacia el AfD, y que eso se podría ver potenciado si Merz da la sensación de estar dispuesto a acercarse a la formación de Weidel. Lo que sí parece claro es que Los Verdes (Grünen), que inicialmente parecían llegar bastante en forma a los comicios, están perdiendo fuelle y se han dejado tres puntos en intención de votos desde la segunda mitad de enero. Las medias de encuestas que está realizando The Economist apuntan a una caída pronunciada de la CDU/CSU desde hace semanas hasta el 30% (YouGov lo sitúa en el 29%), mientras la AfD está repuntando y se sitúa en el 21%. La cabecera británica da un 16% del SPD y estabiliza en el 14% a los Verdes tras una escalada en la última parte del 2024. El partido populista Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), una escisión anti-inmigración de Die Linke (izquierdistas), tras vivir un momento de auge a mitad de 2024 se encontraría ahora en el entorno del 5%. Esto es relevante porque en Alemania necesitas superar ese umbral para acceder al Bundestag. Y de hecho, justo por debajo de ese umbral, en un 4%, se encontrarían tanto Die Linke como los liberales del FDP, que han formado parte de la coalición de Gobierno hasta hace poco. La media de encuestas de Politico se diferencia muy poco: deja a los ecologistas y socialdemócratas un punto por debajo que The Economist, y sitúa a Die Linke por encima del 5% y, por lo tanto, con presencia parlamentaria.
Tiroteo en Suecia: consternación en toda Europa después de que este martes un tiroteo en un centro educativo en la ciudad de Örebro (Suecia) haya costado la vida a once personas. Las autoridades lamentan la mucha “desinformación” que está circulando en las últimas horas en internet. “Queremos dejar claro que, según la información de las investigaciones y los servicios de inteligencia disponibles en este momento, no hay datos que apunten a que el culpable actuara por motivos ideológicos”, señaló la policía en un comunicado. Poco después se supo que el tirador era Rickard Andersson, de 35 años, que según sus pocos conocidos estaba lidiando con problemas mentales. Si no os habéis enterado mucho de qué ha pasado y queréis una explicación clara, aquí tenéis esta pieza de la BBC. “Lo que ocurrió hoy en Örebro es realmente horroroso. Esa violencia y ese terror no tienen cabida en nuestras sociedades, y menos aún en las escuelas. En esta hora oscura, estamos con el pueblo de Suecia”, señaló Von der Leyen en un mensaje en redes sociales. “Mis pensamientos están con las víctimas, sus familias y todos los afectados por este acto de violencia sin sentido. Me solidarizo con Suecia en estos momentos difíciles”, señaló por su parte António Costa, presidente del Consejo Europeo.
Comprar en Shein podría ser más caro: esta semana la Comisión Europea ha emitido una comunicación sobre comercio electrónico con la que ha buscado presionar a los Estados miembros y a los colegisladores para que se pongan las pilas en un asunto muy concreto. Aunque se ha montado bastante ruido (también porque ha coincidido con la interrupción temporal, ya revocada, de la recepción de paquetería barata china por parte del servicio postal de Estados Unidos), lo cierto es que todo lo que ha hecho Bruselas ha sido pedir que se apruebe una reforma de la Unión Aduanera que data de 2023. Esa reforma, entre otras cosas, la “supresión de la exención de aranceles para los paquetes de escaso valor inferiores a 150 euros” que entran en el Mercado Interior, lo que, evidentemente, es un golpe para el modelo de negocio de plataformas como Shein o AliExpress, que ofrecen ropa, accesorios o calzado por un valor muy bajo. El Ejecutivo comunitario sabe que aquí está jugándosela, que hay millones de ciudadanos que habitualmente compran en estas páginas, y que un encarecimiento de los envíos no les va a gustar. Por eso trata de explicar que es una cuestión de seguridad: en aspectos como juguetes o productos de belleza, la Unión Europea tiene una serie de requisitos de seguridad muy estrictos, para evitar que contengan piezas peligrosas para los niños o químicos que puedan dañar la salud en el caso de productos de belleza. Y hoy por hoy, los servicios aduaneros de la Unión se están viendo absolutamente inundados por estos paquetes. Os dejo aquí el artículo en El Confidencial para que podáis ampliar información.
DeepSeek, ¿oportunidad europea?: es indudable que en cuestión de inteligencia artificial, Europa se encuentra por detrás de Estados Unidos, pero también de China, desde donde la semana pasada se lanzó DeepSeek, una nueva inteligencia artificial que, según sus creadores, consume mucha menor energía y es mucho más eficiente que sus competidoras americanas. Para las empresas europeas que están intentando adoptar la IA para sus modelos de negocio es un cambio fundamental: como explicaron algunos ejecutivos en una reunión en Gotemburgo, el modelo chino ofrece la tecnología a un precio que es entre 20 y 40 veces más barato que el de su competidora estadounidense OpenAI. Sin embargo, en la UE también hay voces que piden tener cuidado con DeepSeek, no solamente por la censura que aplica a cualquier cuestión relacionada con el régimen chino, sino también en cuestión de protección de datos. De hecho, la autoridad de protección de datos de Italia bloqueó la semana pasada DeepSeek en el país.
Volviendo de Albania: ya os contamos la semana pasada que Giorgia Meloni, primera ministra italiana, insistía con su plan albanés para enviar a solicitantes de asilo a un centro de detención en Albania, a pesar de los numerosos reveses judiciales que ha sufrido hasta ahora su estrategia. ¿Hace falta que explique qué pasó? El viernes, después de enviar la newsletter, un tribunal de Roma exigió que 43 solicitantes de asilo fueran devueltos desde el país balcánico a Italia. Parece ya claro que el asunto acabará en manos del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que tendrá una auténtica patata caliente sobre la mesa, especialmente teniendo en cuenta que Von der Leyen está impulsando que se explore la posibilidad de un modelo similar de centros de detención fuera de la Unión Europea a nivel comunitario.
Reforma de justicia polaca: el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha respaldado la decisión de la Comisión Europea de deducir de los fondos europeos destinados a Varsovia los 320 millones de euros que el Estado polaco debía pagar en forma de multa por incumplimiento de la orden de la justicia europea de desmontar la Cámara disciplinaria que violaba el derecho de la Unión, y que, como recordaréis, estaba en el centro de la disputa entre la Comisión y el Gobierno ultraconservador de Ley y Justicia (PiS). El TJUE impuso una multa diaria de un millón de euros, que luego se redujo a 500.000 euros, hasta que se solventara el incumplimiento, pero ante la negativa del Ejecutivo polaco a pagarla la Comisión empezó a deducir el montante de los fondos europeos destinados al país. “La Comisión estaba obligada a garantizar el cobro de ese importe”, recuerda el TJUE en una sentencia esta semana.
Nuevo Gobierno en Bélgica: ya tenemos Gobierno federal en Bélgica, conformado por los nacionalistas flamencos de la N-VA, la derecha valona de MR, los socialistas flamencos de Vooruit, y los democristianos flamencos y valones (CD&V / Les Engagés). Han sido necesarios siete meses, pero Bart de Wever, líder histórico de la N-VA y alcalde de Amberes durante la última década, se muda al número 16 de Rue de la Loi y se convierte en nuevo primer ministro de Bélgica. Sí, no deja de ser curioso que un político que ha dedicado toda su carrera a la idea de desmontar el Estado belga para que Flandes sea un Estado independiente dentro de la Unión Europea ahora sea el jefe de Gobierno de ese mismo país. Sobre ese giro político y vital he escrito en el perfil que hemos publicado esta semana en El Confidencial.
Nuevo trabajo para Stoltenberg: el hasta hace poco secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, es el nuevo ministro de Finanzas de Noruega. Su nombramiento llega solamente unos días después de que el Gobierno noruego colapsara por divisiones entre el partido mayoritario y su socio euroescéptico, que se niega a que Oslo ceda más energía barata a la Unión Europea, pidiendo en cambio que se quede en Noruega para abaratar los precios. Las relaciones entre Bruselas y el país nórdico, que no está en la UE, pero que tiene que adoptar buena parte de la legislación europea al formar parte del Área Económica Europea, son tensas. Stoltenberg ya fue ministro de Finanzas entre 1996 y 1997 y su trabajo ahora será cómo equilibrar la amenaza de Trump en Estados Unidos con los lazos de Noruega con la Unión Europea, una relación totalmente marcada por la riqueza en recursos del país nórdico.
Farage al frente: una encuesta publicada en el periódico británico Times pone por primera vez como partido con mayor intención de voto a la formación de extrema derecha Reform UK, liderada por el euroescéptico Nigel Farage. Según la encuesta de YouGov, el 25% de los británicos votarían por ese partido, mientras que el 24% lo harían por los Laboristas del primer ministro Keir Starmer y el 21% por los Conservadores. No hay evidentemente elecciones generales a la vista, pero en mayo sí se celebrarán unas elecciones locales.
Protestas en Georgia: siguen las protestas en Tbilisi contra la deriva autoritaria del Gobierno de Sueño Georgiano (SG), un partido que ha acercado al país al Kremlin y que lo ha alejado de la candidatura a ingresar en la Unión Europea que ese mismo Ejecutivo había lanzado, congelando el proceso hasta el 2028. Las protestas se centran en supuestos casos de fraude en las recientes elecciones legislativas en las que SG se volvió a hacer con la victoria. En las últimas protestas se han detenido a varias personas, entre ellas a Nika Melia, el líder del partido opositor Ahali, la principal formación dentro de Coalición por el Cambio, el bloque que aglutinó a los partidos pro-occidentales en los últimos comicios. “La brutal represión contra manifestantes pacíficos, periodistas y políticos esta noche en Tbilisi es inaceptable. Georgia no está a la altura de ninguna expectativa que se pueda tener de un país candidato”, ha criticado Kaja Kallas, Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad.