Nexo Europa (nº 247) - La negociación permanente
Esta semana hablamos de (¡sorpresa!) las negociaciones comerciales con Trump, de la moción de censura a Von der Leyen, las relaciones con China y mucho más.
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Es viernes, este es el número 247 de Nexo Europa, la newsletter de actualidad y análisis de asuntos europeos. La edición de esta semana os llega un poco antes de lo normal porque estoy en ruta a París, y está terminada desde el tren, así que no seáis muy duros conmigo.
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Os recuerdo que tenemos tres capítulos recientes de ‘Estación Europa’, el podcast para entender la Unión Europea, que debéis escuchar. Una miniserie sobre la Hungría de Viktor Orbán y un capítulo dedicado a explicar la cumbre de la OTAN con dos de los periodistas que mejor conocen la Alianza Atlántica. Podéis escuchar el podcast en Spotify, iVoox y Apple Podcast.
La negociación permanente
Siguen las negociaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos para evitar la imposición de aranceles generales del 50%, y todo apunta a que el acuerdo es inminente. Y diréis “pero Nacho, nos dijiste que la fecha límite para llegar a un acuerdo era el 9 de julio”. Y sí. Era. Luego, a lo largo del fin de semana, la administración de Donald Trump apuntó al 1 de agosto como nueva fecha de referencia. Aunque desde la Comisión Europea no se confiaron con ese calendario y explican que quieren un acuerdo “cuanto antes”. Todos los rumores señalan a que podríamos tener el pacto en los próximos días, quizás este mismo viernes, durante el fin de semana o a principios de la semana que viene. Estos últimos días Maros Sefcovic, comisario de Comercio, ha ido dibujando a los embajadores representantes permanentes de los Veintisiete los contornos del acuerdo que se está cocinando.
Como ya explicó la semana pasada Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, lo que se cerrará será un “principio de acuerdo”, y no un pacto detallado, que es “imposible” concluir en tan poco tiempo. Lo más probable es que nos encontremos ante un marco general de acuerdo, y que las negociaciones más detalladas continúen durante semanas, meses, quién sabe si años. Ya sabéis que desde hace tiempo en Bruselas se ha asumido que la línea básica del 10% de aranceles generales (además de los aranceles al acero, aluminio y vehículos) está para quedarse, como ya pasó en el caso del Reino Unido, aunque todo indica que Londres obtendrá
Creo que es importante subrayarlo: todo apunta a que la Unión entra en una etapa de negociación permanente con EEUU, y que tras la andanada de aranceles generales, los problemas se van a concentrar en aranceles sectoriales mucho más agresivos, con amenazas de aranceles generales para que los socios comerciales traguen con esos gravámenes comerciales altos en determinados sectores, como el acero, el aluminio, los vehículos, los productos farmacéuticos o el cobre.
Incluso si se anuncia un acuerdo en las próximas horas, hay que tener en cuenta que las dificultades van a seguir ahí. Nada indica que la administración americana vaya a dejar de presionar en distintos frentes, exigiendo concesiones del lado europeo. Canadá, por ejemplo, decidió no empezar a aplicar su tasa a los gigantes digitales, pero eso solamente ha servido para calmar temporalmente a Washington, que ya está planteando nuevas amenazas a Ottawa. Si quieres entender un poco más sobre la lógica negociadora de Trump y su equipo, tenemos un capítulo dedicado a ello en ‘Estación Europa’.
Von der Leyen se ha chinado
Pido perdón, de verdad, por el título de esta sección. No espero que me perdonéis, porque la verdad es que este título lleva puesto desde el martes y he tenido tiempo de sobra para reflexionar sobre mis actos, para corregir y cambiarlo. Y no lo he hecho. La cuestión es que esta semana hemos tenido un discurso bastante duro por parte de Von der Leyen respecto a China, a dos semanas de la cumbre entre la Unión Europea y el gigante asiático de finales de julio, cuando los dos bloques celebrarán el 50 aniversario de sus relaciones diplomáticas dejando claras las muchas diferencias que las separan.
Había debate sobre si Trump podía hacer que China y la Unión Europea se acercaran por puro interés mutuo. Pero no es eso lo que está pasando. En Bruselas acusan claramente a Pekín, señalando que las peticiones europeas, de acceso al mercado chino y de adaptación del rol geopolítico de China, están claras desde hace tiempo. Comercio y seguridad, esas son las dos grandes diferencias en este momento entre Bruselas y Pekín, y quedaron a la vista de todos esta semana.
Von der Leyen acusó a China de “ahogar la competencia global” con su sobrecapacidad, de obligar a la Unión Europea a encontrar proveedores alternativos de las tierras raras sobre las que Pekín ha establecido controles de exportaciones, y de “habilitar” y hacer funcionar la economía de guerra rusa. El discurso fue muy duro, alejado del tono conciliador que usó en Davos (Suiza) en enero de este año y recuperando la línea de su discurso en el EPC en 2023, cuando estableció su ‘doctrina china’, defendiendo una “reducción de riesgos” sin llegar al “desacople” que defendía la anterior administración americana.
Pero no hay que perder de vista el primer punto que hemos abordado en esta newsletter: toda la atención de Von der Leyen está puesta en estos momentos en la negociación comercial con EEUU, y la alemana ya mostró durante su primer mandato que a cambio de mantener unas buenas relaciones transatlánticas está dispuesta a adoptar una posición mucho más dura frente a Pekín. De modo que hay que leer su discurso respecto a china en el contexto de que Von der Leyen también estaba mandando un mensaje a la Casa Blanca: la UE puede ser una aliada de EEUU frente a Pekín si Washington trata bien a los Veintisiete.
El viaje europeo de Wang Li, ministro de Asuntos Exteriores, del que dimos cuenta en el número anterior de la newsletter, no parece haber dejado buenas sensaciones ni en Bruselas ni en Pekín. Wang se reunió con Von der Leyen, con António Costa, presidente del Consejo Europeo, y con Kaja Kallas, Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad. Este último encuentro, en el que la estonia puso mucho hincapié en la situación en Ucrania, generó tensión y ha hecho que fuentes comunitarias lleven ya días asegurando que el representante chino fue explícito sobre que su país no tiene interés en que Rusia pierda la guerra ucraniana que provocó Moscú con su invasión a gran escala del país vecino.
Von der Leyen lanzó un mensaje claro esta semana. “Siempre lo he dicho: la forma en que China siga interactuando con la guerra de Putin será un factor determinante para las relaciones UE - China en el futuro”, aseguró. “Si China afirma defender el orden internacional basado en normas, entonces debería condenar inequívocamente la flagrante violación por parte de Rusia de la soberanía, la integridad territorial y las fronteras internacionalmente reconocidas de Ucrania”, apunta la alemana. Pekín niega que en su reunión con Kallas su ministro de Exteriores afirmara que China no quiere que Rusia pierda la guerra, pero no hace falta que lo dijera: lo lleva demostrando desde el principio, y desde el punto de vista estratégico las razones son obvias. Si EEUU deja de prestar atención al frente oriental de la Alianza Atlántica tendrá más tiempo, más recursos y más capacidad de concentrarse en el Indo-Pacífico. Y si hay una cosa que no le interesa a China es precisamente eso.
Cajón del sastre
Moción de censura: Von der Leyen ha sobrevivido sin ningún tipo de problema a la moción de censura presentada por el diputado rumano de extrema derecha Gheorghe Piperea, que ha aprovechado la sentencia de la justicia europea sobre el ‘Pfizergate’, que señaló que el Ejecutivo comunitario debería haber publicado los mensajes entre su presidenta y el CEO de Pfizer durante la compra de las vacunas contra el coronavirus, para forzar el voto (para el que solamente se necesita el respaldo de 72 eurodiputados, lo que parece un objetivo bastante bajo en una cámara de 720 miembros). Von der Leyen se defendió, por una vez, con algo más de sangre de la que acostumbra, y los partidos que la sostienen, el Partido Popular Europeo (PPE), los socialdemócratas (S&D), liberales (Renew Europe) y ecologistas (Los Verdes) se cruzaron acusaciones y ataques. Especialmente contra Manfred Weber, el líder alemán del PPE, al que el resto de miembros de la ‘coalición Von der Leyen II’ acusan de estar dando oxígeno a las formaciones ultraconservadoras y de extrema derecha en la Eurocámara. Os lo explico con más detalle aquí.
Una única mayoría: como explico en el artículo, Von der Leyen se está concentrando únicamente en la mayoría del Consejo, mucho más conservadora que la única mayoría estable viable en el Parlamento Europeo, que incluye a populares, socialistas, liberales y verdes. Sistemáticamente, la Eurocámara ha evitado marcar a Von der Leyen la agenda. El sector centrista y progresista de su coalición no ha querido hacer más sangre en este debate, pero están intentando mandar un aviso: si no les tiene más en cuenta podrían llegar a apoyar una moción en el futuro. ¿Es una amenaza creíble? Diría que, al menos por el momento, no lo es. La demostración es que S&D pasaron de amenazar con abstenerse a votar a favor de mantener a Von der Leyen a cambio de que la alemana mantuviera el Fondo Social Europeo (FSE) en el próximo Marco Financiero Plurianual. Lo venden como una victoria, pero si sus votos son totalmente necesarios para mantenerla (y lo son), ¿no debería ser eso lo mínimo esperable de la Comisión? La Eurocámara tiene que hacer algo si no quiere caer en la irrelevancia. Von der Leyen ha hecho un uso sistemático del artículo 122 que le ha permitido apartar al Parlamento Europeo y lidiar directamente con el Consejo, y ha favorecido la visión de una Europa más intergubernamental, en la que la Comisión está casi siempre al servicio de los Estados miembros. No parece especialmente prometedor para los eurodiputados.
Donohoe sigue adelante: segunda reelección de Paschal Donohoe como presidente del Eurogrupo, el foro de ministros de Finanzas de la Eurozona, después de que los dos ministros socialistas, el español Carlos Cuerpo y el lituano Rimantas Šadžius, retiraran su candidatura minutos antes de que comenzara el Eurogrupo de esta semana en la que se iba a celebrar la elección. Cuerpo fue el primero en hacerlo, señalando que por “responsabilidad” se apartaba de la carrera tras haber “constatado que el apoyo no alcanza la mayoría necesaria” de once votos a favor para imponerse. Šadžius lo hacía poco después, lanzando un dardo a Cuerpo: “El ministro Cuerpo representaba muy claramente el flanco socialdemócrata del espectro político. Yo defendía un liderazgo más allá de las afiliaciones políticas”. El mensaje del lituano parece claro: cree que si Cuerpo no se hubiera presentado, él podría haber concentrado el apoyo de los ministros miembros del Partido de los Socialistas Europeos (PES), además de los de algunos países pequeños. Al dividir este bloque, Donohoe se imponía claramente. El irlandés ha sido criticado desde algunos ministerios por lo que consideran que es un gran inmovilismo por parte del Eurogrupo, persiguiendo siempre que las decisiones se adopten por “consenso” en vez de favorecer experimentos de cooperación reforzada. Podéis leer más aquí.
Más sobre el MFP: ya la semana pasada empezamos a repasar la posición de varios Estados miembros respecto al próximo Marco Financiero Plurianual (MFP), las cuentas de la UE para a partir de 2028 y cuya negociación empezará en breve. Esta semana Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca, que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, ha señalado que Copenhague respalda la posibilidad de emitir deuda conjunta europea pero con un único fin: la defensa. “Ahora estamos siendo más flexibles y pragmáticos en las discusiones sobre el próximo presupuesto. Pero para mí está relacionado con el rearme de Europa y no con otras cuestiones”, ha explicado en el pleno del Parlamento Europeo. Por su parte, el comisario de Justicia subrayó que habrá una mayor interconexión entre el MFP y el Estado de derecho, anunciando una expansión del instrumento que vincula el desembolso de fondos con el monitoreo de la situación en los países europeos.
Coalición sobre inmigración: un grupo de ministros del Interior se verán el próximo 18 de julio con el comisario del ramo, el austriaco Magnus Brunner, en Zugspitze, en la frontera entre Alemania y Austria. La reunión se ha organizado desde Berlín, e incluye a los ministros de Francia, Austria, Dinamarca, Polonia y República Checa. Los que lleven ya tiempo en este negocio verán que, más allá de Francia, el resto son parte del núcleo duro de los países más radicales en cuestión migratoria. El objetivo del encuentro es lograr un impulso franco-alemán ampliado a una agenda más dura, acelerando las devoluciones de aquellos solicitantes de asilo que cuya petición ha sido denegada, que se ha convertido en una de las principales prioridades del Ejecutivo comunitario.
Incidente en Libia: esta semana Brunner viajaba, junto con sus colegas de Interior de Italia y Grecia, a Benghazi y Trípoli (Libia), para hablar con las diferentes autoridades libias (hay que recordar que el país está dividido por la guerra civil) sobre los flujos migratorios de la ruta del Mediterráneo central. Pero cuando llegaron al aeropuerto de Benghazi, las autoridades locales les dijeron que se dieran la vuelta. “La UE mantendrá los canales de comunicación abiertos”, ha señalado la Comisión Europea, que ha evitado dar detalles y se ha limitado a señalar que se trató de un “problema de protocolo”. Tampoco ha explicado con quién exactamente iban a reunirse en Benghazi. “Estamos preocupados por el aumento de las salidas ilegales desde Libia”, ha apuntado un portavoz del Ejecutivo comunitario en el marco de los encuentros que se celebraron en Trípoli.
Recursos presentados: ¿os acordáis de las dos primeras multas impuestas bajo la Ley de Mercados Digitales (DMA)? Fueron dos decisiones, en abril de este año, de 500 millones contra Apple y de 200 millones contra Meta. Podéis refrescar la memoria aquí. Se acusó a la Comisión Europea de imponer multas bajas en comparación con el potencial de la DMA para evitar enfadar a la administración de Donald Trump. Bueno, pues las dos ‘big tech’ americanas han recurrido ya la multa ante el Tribunal General de la Unión Europea (TUE), que tendrá que decidir si la Comisión Europea justificó bien su decisión.
Cooperación franco-británica: en esta newsletter ya hemos explicado que siempre que las cosas se ponen feas con EEUU, París y Londres tienden a reforzar su cooperación en materia de seguridad y defensa. Esta semana hemos conocido que los dos países pretenden coordinar su capacidad atómica para ofrecer un paraguas nuclear a Europa. “Como únicas potencias nucleares y como líderes de la OTAN, desempeñamos un papel clave a la hora de preservar la paz y la seguridad de este continente. Hoy hemos actualizado nuestro histórico acuerdo de Lancaster House para proteger a nuestros ciudadanos y nuestro modo de vida”, ha explicado Keir Starmer, primer ministro británico, que ha recibido esta semana a Emmanuel Macron, presidente francés.
No me toques los bancos: según publica esta semana Bloomberg, la Comisión Europea tiene previsto enviar una carta a las autoridades italianas advirtiéndoles de un posible procedimiento de infracción por las duras condiciones impuestas a la operación de adquisición del Banco BMP por parte de Unicredit. Bruselas está intentando defender su terreno, porque hace solamente unas semanas que aprobó la operación, rechazando el traslado del caso a las autoridades de competencia italianas. ¿Un caso similar al del BBVA - Sabadell? En parte. Como recordaréis, el Ejecutivo comunitario también amenazó al Gobierno con un posible expediente si obstruía la operación. De hecho, esta semana Expansión ha publicado que el procedimiento de infracción contra España podría ser inminente. La enorme diferencia es que en el caso italiano la operación tiene una dimensión europea, por lo que la Comisión Europea tiene una mano mucho más fuerte contra Roma que contra Madrid. La realidad es que Bruselas no tiene muchas cartas en este asunto, como explico este viernes en El Confidencial.
Registros en París: esta semana la sede del partido de extrema derecha Reagrupación Nacional (RN) ha sido registrada por la policía en la investigación por un posible caso de financiación irregular, en lo que Jordan Bardella, líder del partido, ha calificado como una “nueva campaña de acoso”. Hay que recordar que por lo pronto la líder del partido, Marine Le Pen, está inhabilitada y no podrá presentarse a las presidenciales de 2027 precisamente por un caso de desvío de fondos europeo de la Eurocámara.
Resistencia al gasto militar: el primer ministro liberal esloveno Robert Golob ya mostró la semana pasada sus ‘peros’ al objetivo del 5% de la OTAN respaldado en la cumbre de La Haya. Porque, como sabréis los que hayáis escuchado el último capítulo de ‘Estación Europa’, aunque hubiera un respaldo a esa meta para calmar a Trump, son muchos los que saben que es casi imposible alcanzarla. El caso es que Golob, sin querer llegar al 5%, sí que ha querido aumentar la partida militar en el presupuesto de Eslovenia hasta el 3%. Y eso está provocando una crisis política entre él y sus socios minoritarios. De hecho, se celebrará un referéndum (que no será vinculante) para ver si los ciudadanos respaldan ese aumento (incluso aunque no sirva para cumplir los deseos del presidente americano). Podéis leer más aquí.
Ataque de S&D: en la sesión de Estrasburgo de esta semana, durante el debate sobre el último Consejo Europeo de junio, Kathleen Van Brempt, eurodiputada de los socialdemócratas (S&D), ha criticado duramente a los líderes europeos en un momento en el que el foro tiene muy pocos líderes socialistas. “Miren el resultado del Consejo Europeo. ¿Genocidio en Gaza? No estaba en la agenda, no hay acción. ¿Más apoyo a Ucrania? Bloqueado. ¿Sanciones a Rusia? Pospuestas. ¿La prohibición del Pride en Budapest? Tampoco en la agenda. ¿El ataque del Gobierno serbio contra los estudiantes que protestan? Nada, lo de siempre. Está muy claro quién gana con esta estrategia: Putin, Trump, Netanyahu, Erdogan, Vucic y Xi”, señaló Van Brempt.
Abandonando a un empleado: hablando de la parálisis europea respecto a Gaza, esta semana The Guardian ha publicado las quejas de un empleado palestino que desde 2006 trabajaba en la misión europea de gestión del paso fronterizo en Rafah, llamado Mohammed Baraka, que fue trasladado a Egipto al inicio de la guerra. “¿Cómo puede la Unión Europea justificar el abandono de un empleado que lleva mucho tiempo trabajando durante una guerra, un empleado que fue evacuado bajo (su) propia protección y que no tiene un camino seguro hacia delante?”, aseguraba en declaraciones al medio británico.
Acuerdo con Israel: la Comisión Europea ha celebrado esta semana un acuerdo con el Gobierno de Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, para que su ejército permita la entrada de más ayuda humanitaria en Gaza, durante cuyo reparto han sido asesinados numerosos civiles palestinos. El martes que viene los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintisiete iban a abordar si Israel está cumpliendo con sus obligaciones en materia de derechos humanos recogidas en el artículo 2 del Acuerdo de Asociación, y qué consecuencias deben extraerse de ello. España e Irlanda, por ejemplo, defienden que el acuerdo, que da al país levantino muchas ventajas, debería ser suspendido, aunque hay un grupo de Estados miembros que se oponen a tomar ninguna medida. Aunque el portavoz de la Comisión Europea ha evitado “especular” sobre si este pacto va a hacer que Kaja Kallas, Alta Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, vaya a favorecer que no se tomen medidas para aumentar la presión contra Tel Aviv, lo cierto es que la jefa de la diplomacia europea siempre ha señalado que el objetivo no es “castigar a Israel, sino mejorar la vida de la gente de Gaza”.
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