Nexo Europa (nº 230) - El peor negociador del mundo
Es viernes y este es el número 230 de Nexo Europa, la newsletter de actualidad y análisis de asuntos europeos. Llego un poco más tarde de lo que llegué la semana pasada, pero porque han sido días muy locos y he tenido poco tiempo de cerrar este número.
Son tiempos difíciles para Europa. No debéis (ni podéis) confiar en los algoritmos para informarte del futuro de tu comunidad política y de valores (que es Europa). Apoya el proyecto de Nexo Europa para que pueda poder seguir informando y ayudando a entender el continente. No te lo pienses tanto y no esperes a que otros lo hagan por ti: una pequeña contribución puede significar una gran diferencia.
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🎙️🇩🇪 Nuevo capítulo de nuestro podcast de asuntos europeos, ‘Estación Europa’. Esta semana hemos hablado de las elecciones en Alemania: hemos repasado los grandes debates y hemos hablado de los principales personajes. Si queréis entender qué va a pasar en Berlín y cuáles son las implicaciones para Europa, no dejéis de escucharlo y compartirlo. Puedes escucharlo en Spotify, iVoox o Apple Podcast. La semana pasada, por cierto, publicamos un capítulo dedicado a los gigantes digitales y a qué puede hacer la Unión Europea ante ellos, que podéis escuchar pinchando aquí.
El peor negociador del mundo
Muy pocas personas serían capaces de creer que es una buena idea acudir a una negociación habiendo cedido públicamente ya en las principales reclamaciones del otro lado. Pero si una persona es lo suficientemente estúpida como para creerlo y, encima, suponer que es el mejor negociador del mundo, y está sentada en el Despacho Oval. En una de las muestras de mayor debilidad de la historia reciente, Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, renunció públicamente a prácticamente todas las cartas con las que occidente podía acudir a una negociación de paz sobre Ucrania ante la Rusia de Vladímir Putin.
Alguien bien pensado diría que es una torpeza o una estupidez. Alguien con más colmillos probablemente lo tildara de traición. El miércoles, 12 de febrero de 2025, fue una jornada histórica para Europa, pero de las malas. Trump habló por teléfono con Putin y acordó empezar a negociar la paz “inmediatamente”, relegando a Ucrania a un papel de observador, y dejando a Europa en general directamente fuera de la habitación. Poco antes, Pete Hegseth, secretario de Defensa de Estados Unidos, hacía un discurso catastrófico desde el punto de vista estratégico ante los socios del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, que se reunían en la sede de la OTAN.
Debemos separar el discurso de Hegseth en dos fases. Una primera parte sobre la relación entre Europa y Estados Unidos en el marco de la Alianza Atlántica. Aquí ninguna sorpresa. De hecho, diría que el análisis general que se ha hecho de la intervención del secretario de Defensa ha sido moderadamente positiva, porque aplaudía los esfuerzos de socios como Suecia o Polonia, y porque hablaba de un “reparto del trabajo” y aseguró que su “relación priorizará empoderar a Europa para que asuma la responsabilidad de su propia seguridad”. Nada de esto es una sorpresa, y aunque subió el tono en algún momento (“Estados Unidos ya no tolerará una relación desequilibrada que fomente la dependencia”) el mensaje general fue el esperado y relativamente positivo. Los socios europeos deberían aprovechar la oportunidad, tomar la palabra a Hegseth y desarrollar un verdadero pilar europeo dentro de la OTAN o pensar de qué manera pueden reforzar su autonomía. Todo esto teniendo claro, por supuesto, que la administración americana ha sido cristalina sobre de qué manera se debe rearmar Europa: con armas americanas.
Si bien esta primera parte de la intervención del secretario de Defensa no fue tan mal como algunos habían esperado, la otra parte del discurso de Hegseth fue un absoluto desastre. Siguiéndolo en directo, la sensación era la de estar viendo a occidente, a cámara lenta y delante de las cámaras de todo el mundo, coger una pistola, cargarla tranquilamente, apuntar durante treinta largos segundos a su propio pie, y después disparar.
De forma difícilmente explicable, Hegseth procedió ante la mirada de sus aliados y de un atónito Boris Pistorius, ministro de Defensa de Alemania, a hacer cinco concesiones claves al Kremlin. Empecemos por el principio, porque me parece una base importante: Hegseth, como tanto otros (incluido su jefe, pero también de ciertos partidos de izquierdas en Europa), no parecen entender el concepto ruso de paz. Sé que esto tiene muy mala prensa, pero lo voy a decir igualmente: la paz no es ni un fin. Trump dice que Putin quiere la paz. Y sí, la quiere: una Ucrania totalmente dominada por Rusia estaría en paz. Bielorrusia está en paz, desde la perspectiva del Kremlin. La paz no es un valor superior a la libertad. O al menos no lo era hasta ahora.
Bien, las cinco cesiones claves fueron las siguientes: 1. Ucrania no entrará en la OTAN; 2. Ucrania no volverá a las fronteras pre-2014; 3. tropas europeas se encargarán de dar las garantías de seguridad, sin presencia de tropas americanas; 4. estas tropas europeas no estarán cubiertas por el artículo 5 del Tratado de Washington (la cláusula de defensa colectiva de la OTAN); 5. el apoyo financiero a Ucrania vendrá de manera fundamental de los europeos. Pequeño apunte: como veis, Hegseth pone toda la carga de responsabilidad sobre los hombros de Europa (lo cual, vamos a decirlo, es absolutamente correcto y normal) al mismo tiempo que se le niega a los europeos la palabra en una negociación de paz con Moscú.
Ninguna de estas ideas es especialmente nueva, pero hay tres cosas especialmente graves: lo primero es decirlo en público antes del inicio de la negociación, lo te quita casi todas las cartas que tenías (por mucho que supieras que muchas de ellas ibas a tener que sacrificarlas), el segundo punto es que con tu lenguaje normalizas la conquista de territorio (Hegseth no usa un lenguaje cuidadoso a la hora de explicar lo que todos saben, que es que Ucrania no podrá recuperar todo el territorio, y cuando uno habla de eso debe dejar claro que eso es territorio ucraniano, y que Kiev nunca renunciará a él incluso aunque en una negociación de paz tenga que admitir que dicho territorio estará controlado por Rusia por el momento) y lo tercero es decir, en abierto, que las tropas europeas de paz que se desplieguen en Ucrania no estarán cubiertas por el artículo 5. Este último movimiento es especialmente estúpido y muestra o bien una falta total de comprensión de la situación, o directamente una intención de beneficiar a Rusia e invitarla a agredir a Europa. Por supuesto que se podía entender que esas tropas no estuvieran cubiertas por el artículo 5 de la OTAN, pero la clave de su presencia en el territorio, lo que hace que esas tropas sean disuasorias para Rusia, es el hecho de que Moscú no pueda estar totalmente segura de que un ataque sobre esas tropas no provocará la entrada de EEUU en un conflicto. Es lo que se llama ambigüedad estratégica. Tu rival nunca debe estar totalmente seguro de qué es lo que puede provocar una escalada en el conflicto.
¿Dónde está Europa en todo esto? Por ahora, los socios europeos se centran en intentar plantar en Washington la idea de que una negociación de paz necesita de Ucrania y de los europeos en la mesa. Solamente ahora, en estas últimas horas, algunos socios europeos están intentando devolver a la mesa las cartas que Hegseth regaló a Putin. Incluso el propio secretario de Defensa ha intentado dar marcha atrás sobre sus afirmaciones. Como era de esperar, la mayoría de la resistencia a los últimos movimientos de Trump están llegando desde los bálticos y de Polonia, los países más expuestos a la amenaza rusa. Los nórdicos han emitido un comunicado en el que apoyan a Ucrania y su integridad territorial, y el Reino Unido ha defendido que Kiev entrará en la OTAN. Emmanuel Macron, presidente francés, ha dado esta entrevista con el FT señalando que esto es un “electroshock” para Europa. Por ahora, más allá de António Costa, presidente del Consejo Europeo, que ha señalado que “la paz no puede ser un simple alto el fuego”, a nivel de la Unión Europea no se han escuchado muchas cosas. Hay que seguir con atención (ya esta tarde) la Conferencia de Seguridad de Múnich para escuchar a Von der Leyen y al propio Costa.
La realidad es que si Europa se encuentra en shock ante esto es sencillamente porque ha fracasado en hacer caso a todas las alarmas que llevan sonando desde hace años. Europa parece hoy totalmente incapaz de garantizar a Ucrania que, si quiere, puede seguir peleando por su libertad con el apoyo total europeo, incluso aunque EEUU no esté con ellos. Una parte de esto es por cuestiones técnicas, sí. Pero fundamentalmente es por una falta de ambición política y de visión histórica.
Durante este tiempo buena parte de la imposibilidad de avanzar de manera decidida a una integración europea en cuestiones de seguridad era que los países del este de Europa confiaban mucho más en Estados Unidos que en Francia o en Alemania. No se les puede culpar, y la experiencia de Ucrania en 2022 fue otra muestra más. A ello se sumaba que el Reino Unido, un actor militar clave en Europa, seguía totalmente vinculado a la visión transatlántica. Los últimos días han demostrado que EEUU ya no es un socio fiable. ¿Va a hacer eso que cambien los cálculos europeos y que por fin se tomen medidas decididas?
It’s aranceles o’clock
Ya están aquí. Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, ha anunciado aranceles del 25% al acero y el aluminio, que entrarán en vigor el próximo 4 de marzo, y este jueves anunció “aranceles recíprocos” contra las barreras comerciales que los socios comerciales de Estados Unidos tienen contra los productos americanos, aunque no esperamos una decisión como mínimo hasta el 1 de abril, fecha límite que ha puesto al Tesoro y al departamento de Comercio para ofrecerle opciones. Para la Casa Blanca eso incluye por ejemplo el impuesto sobre el valor añadido (IVA), lo que hace que la Unión Europea vaya a ser la principal damnificada, a pesar de que los economistas rechazan por completo la idea de que el IVA sea una barrera comercial. Pero tienes a un Gobierno americano que acaba de elegir a un anti-vacunas como su secretario de Salud, ponte tú a explicarles que el IVA no es un arancel.
La Unión Europea ha prometido “responder firme e inmediatamente” a estos “aranceles recíprocos”, que la administración americana ha señalado que también podrían aplicarse contra países que tengan impuestos a servicios digitales, la conocida como “Tasa Google” como por ejemplo son Francia o España. Ya hablaremos con más detalle sobre qué tipo de respuesta puede haber sobre esto, pero os explicamos algunas cosas más en este artículo en El Confidencial, donde nos centramos en de qué manera este anuncio puede afectar a España.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, reaccionó el martes por la mañana al anuncio sobre el acero y el aluminio, asegurando en un comunicado que “los aranceles injustificados a la Unión Europea no quedarán sin respuesta”. Ese mismo día, Von der Leyen se reunió con JD Vance, vicepresidente de los Estados Unidos, que estaba en París para participar en la cumbre sobre inteligencia artificial de la que hablaremos algo más adelante. Cómo no, Vance cargó contra la regulación europea en materia digital, como la Acta de Servicios Digitales (DSA) o la ley europea de protección de datos (GDPR). El tono, al menos en público, fue más conciliador por la tarde, cuando se reunió con la presidenta de la Comisión Europea.
“La administración Trump ha sido clara: nos importa mucho Europa. Vemos muchas relaciones económicas que construir con Europa, pero también queremos asegurarnos de que estamos realmente comprometidos en la asociación de seguridad que es buena tanto para Europa como para Estados Unidos”, explicó el vicepresidente.
Los ministros de Comercio de la UE se reunieron telemáticamente el miércoles, aunque no conocidos resultados concretos del encuentro. Lo que parece es que la Unión tiene preparada una lista de bienes a los que aplicará aranceles del 50% como represalia, y así lo llevan avisando desde hace tiempo desde la industria de bebidas espirituosas de Estados Unidos, ya que uno de los objetivos en esa lista serían las importaciones de whisky americano. En el número de la semana pasada de Nexo Europa explicamos algunas de las opciones que tenía la Unión Europea, incluida una “lista negativa” que imponía aranceles a todos los productos estadounidenses salvo a algunos pocos que fueran estratégicos para los Veintisiete.
Cajón de sastre
Propuesta española: el Gobierno español ha preparado un non-paper, un documento de reflexión en argot comunitario, sobre el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP), que correrá del 2028 al 2034. Madrid pide doblar el tamaño del actual MFP, del 1% del PIB europeo al 2%, haciendo uso además de eurobonos para financiar bienes públicos europeos como el gasto en defensa. Lo explico en este artículo en El Confidencial. "En un contexto en el que Europa debe aumentar drásticamente la inversión pública para incrementar su competitividad y garantizar su seguridad económica, existe una justificación económica para financiar inversiones que produzcan rendimientos comunes futuros mediante la emisión de deuda común, como medio eficaz para recaudar recursos suficientes, garantizando la responsabilidad fiscal", señala el documento. En realidad, y aunque la idea sea la de “doblar” el actual marco, de lo que se trata es de evitar que pierda potencia teniendo en cuenta que en estos años se ha estado desplegando el Fondo de Recuperación, que caduca antes del próximo MFP, y que se financió con emisión de deuda conjunta. Respecto a este último punto, el Gobierno propone refinanciar la deuda para evitar que la devolución de la misma consuma demasiado espacio del presupuesto: unos 30.000 millones de euros al año, o lo que es lo mismo, un 20% del presupuesto anual. Además, el Ejecutivo español pide que la transición climática pase de ser el objetivo del 30% del MFP al 50%.
Simplificación del presupuesto: esta misma semana hemos sabido más detalles sobre el plan de la Comisión Europea para simplificar el próximo MFP, algo de lo que ya escribimos en su momento en El Confidencial. Ahora la Comisión Europea ya ha hecho una comunicación concreta sobre sus planes respecto al próximo marco financiero. Como escribimos en el periódico, en el centro del nuevo MFP quieren situar programas por país con inversiones y reformas (heredando de alguna manera la estructura del Fondo de Recuperación), un Fondo de Competitividad, centrado en inversiones que sean fundamentales para ese objetivo, y un fondo para la acción exterior. Pero la Comisión hace especial hincapié en un asunto: las capitales no pueden pedir un presupuesto a la altura de las circunstancias y al mismo tiempo no querer hacer mayores contribuciones nacionales, especialmente en el marco de la necesidad de devolver la deuda del Fondo de Recuperación. Por eso señala que se debe avanzar en los recursos propios, que es la manera de romper ese dilema. En todo caso, Bruselas señala que hará su propuesta en julio de 2025. Por ahora no sabemos qué tamaño considera el Ejecutivo comunitario que debe tener el próximo MFP.
Simplificación (¿y desregulación?): la Comisión Europea está poniendo la “simplificación” en el centro de su agenda, y eso estará en la primera “ley ómnibus” que quiere presentar a finales de febrero. Os lo expliqué en este artículo el fin de semana pasado, en el que señalo la “contrarrevolución” que se está viviendo en temas de sostenibilidad y responsabilidad corporativa.
Plan francés sobre IA: estos días París ha sido el lugar de reunión de una cumbre sobre inteligencia artificial organizada por el presidente francés Emmanuel Macron. Como explican mis compañeros de El Confidencial, la apuesta de Macron consiste en lanzar una oferta a América Latina, Asia y África de cooperación en materia de inteligencia artificial. “Esta cumbre no solo debe servir para lograr más inversiones en Francia, (…) sino también debe ser una oportunidad para que Europa simplifique su normativa”, señaló Macron, que anunció un plan de más de 100.000 millones de euros en inversión en el sector. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, también anunció el uso de fondos europeos para cofinanciar la puesta en marcha de varias gigafactorías en Europa centradas en dar apoyo a la tecnología. El Ejecutivo comunitario confía en que eso movilice una inversión que llegue a los 200.000 millones de euros. Además, el líder galo señaló el plan francés de una inteligencia artificial que utilice energías limpias, abordando una de las principales preocupaciones europeas respecto a esta tecnología: su enorme consumo energético. “Tengo un buen amigo al otro lado del océano que dice ‘perfora, baby, perfora’ (en clara referencia al “drill, baby, drill” de Donald Trump). Aquí no hace falta perforar. Es ‘enchufa, baby, enchufa’”, aseguró Macron.
Campaña alemana: estamos a una semana de que los alemanes decidan la composición del próximo Bundestag. Ya sabéis que los conservadores de la CDU/CSU, con Friedrich Merz a la cabeza, son los favoritos absolutos, con la extrema derecha de AfD por detrás, seguidos de los socialdemócratas del SPD y los Verdes (Grünen). Esta semana hemos tenido un debate entre Merz y el actual canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz en el que han mostrado sus diferencias en materia de inmigración y, sobre todo, en el acercamiento de Merz a la AfD para sacar adelante votaciones sobre ese asunto en el Bundestag. Pero tanto el líder de la CDU/CSU como el del SPD saben que es probable que tengan que pactar tras las elecciones, por lo que el choque no fue frontal. La crónica de Marc Basset en El País hace una fotografía bastante completa del duelo televisivo entre los dos principales candidatos. La semana que viene haremos un contenido más amplio sobre los comicios. Por cierto, en una entrevista con el Wall Street Journal, Vance ha interferido directamente en la política alemana al asegurar que pedirá a Berlín que se coopere con todos los partidos, también el AfD.
¿Por qué importa el 5%?: en las elecciones alemanas tendréis que prestar mucha atención a un asunto, como hemos explicado Laura y yo en el podcast, y eso es al 5%. Ese es el umbral que marca si un partido entra o no en el Bundestag. Y en esas cifras se encuentran tres formaciones que pueden cambiar de manera relativamente importante el próximo parlamento alemán. Uno es el FDP, el partido liberal del que ha sido durante esta legislatura y hasta hace poco el ministro de Finanzas, Christian Lindner. Los otros dos partidos son Die Linke, el partido izquierdista tradicional alemán, y su escisión, el BSW (Alianza Sahra Wagenknecht), con su combinación de política económica progresista y su visión social conservadora, especialmente en la cuestión de la inmigración.
¿Tusk o Musk?: Donald Tusk, primer ministro de Polonia, ha escogido esta semana a Rafał Brzoska, emprendedor y uno de los hombres más ricos del país, como líder de un grupo de asesores que deben lanzar una agenda de desregulación en Varsovia. Como apunta el Financial Times esta semana, Tusk parece haberse inspirado en la relación entre Trump y el magnate Elon Musk (con diferencias, claro, porque nada tiene que ver el poder de Musk con el de Brzoska, tanto en el mundo de la empresa como en el que parece que tendrá dentro del Gobierno polaco). “Hace tiempo que vengo subrayando que las ataduras de las regulaciones, tanto europeas como nacionales, limitan la competitividad de la economía polaca. Es hora de actuar”, escribió el CEO de la compañía polaca de paquetería InPost. Este movimiento se enmarca en una campaña de Tusk por potenciar la economía polaca, asegurando que este 2025 debe ser el “el año del gran avance” para Varsovia. El líder de Plataforma Cívica (PO), un partido conservador que gobierna en coalición con formaciones que han protagonizado la oposición al partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS) durante la última década, ha asegurado que está cerca de cerrar acuerdos con Google y Amazon, y que pronto recibirá en Polonia a representantes de Microsoft para que lancen inversiones en el país. La Comisión Europea espera que el PIB polaco crezca un 3,6% en 2025 y un 3,1% en 2026, unos datos que están muy bien, pero por debajo de la media de 2005-2020 del 3,7%, y especialmente por debajo del rebote post-pandemia, cuando Polonia creció casi un 7% (en 2021) y un 5,3% (en 2022).
Cumbre de ‘Patriots’: el pasado fin de semana la familia política de extrema derecha Patriotas por Europa (PfE) se reunió con toda su plana mayor en Madrid. Santiago Abascal, líder de Vox, fue aplaudido por sus colegas europeos, siendo Viktor Orbán, primer ministro húngaro y líder de Fidesz, Marine Le Pen, líder de Reagrupación Nacional, y Geert Wilders, líder del PVV y principal fuerza del actual Gobierno de Países Bajos, los principales espadas. La presencia de algunos de estos líderes sirve para recordar que PfE no es un actor marginal de la política europea. Tiene directamente un asiento en el Consejo Europeo, varios ministros en el Gobierno holandés, varios ministros de Lega en el italiano, y Le Pen tiene esperanzas de poder lograr las llaves del Elíseo en 2027, si es que la crisis política francesa no provoca unas elecciones presidenciales antes. El FPÖ también ha ganado las elecciones en Austria y el ANO de Andrej Babis tiene previsto ganar las legislativas en República Checa.
Negociaciones en Viena: las conversaciones entre los conservadores clásicos del ÖVP y la extrema derecha del FPÖ que ganó las elecciones federales en septiembre, habían entrado esta semana en una fase crítica, y finalmente se han roto. Reinhold Lopatka, eurodiputado del ÖVP en la familia europea del Partido Popular Europeo (PPE) y negociador de los conservadores en asuntos de política exterior, ya había señalado que no tenía demasiado sentido seguir adelante, a medida que parecía claro que los dos partidos no eran capaces de superar sus diferencias en asuntos relacionados con inmigración, Unión Europea y las sanciones a Rusia, a las que el FPÖ, una formación racista y prorrusa cuyo fundador formó parte de las SS nazis, se opone frontalmente. ÖVP y FPÖ han gobernado juntos en el pasado: por primera vez a principios del siglo XXI, provocando una enorme crisis política con sus socios europeos, y la segunda vez entre 2017 y 2021. Los socialdemócratas (SPÖ) y los liberales de Neos han ofrecido al ÖVP volver a negociar, después de que las conversaciones entre ellos colapsaran dando lugar a que el presidente de la república permitiera una negociación para formar un Ejecutivo entre los conservadores y la extrema derecha liderada por Herbert Kickl. Ahora el presidente, Alexander Van der Bellen, debe decidir si convoca nuevas elecciones o si vuelve a sentar en la mesa a ÖVP, SPÖ y Neos.
Elección de Tassoulas: el presidente del parlamento griego, el conservador Constantine Tassoulas, diputado desde el año 2000 y exministro de Cultura y antiguo viceministro de Defensa, ha sido elegido como nuevo presidente de la república helénica, una decisión esperada dada la mayoría parlamentaria con la que contaba el candidato de Nueva Democracia (ND), el partido del primer ministro Kyriakos Mitsotakis. El rol de Tassoulas será fundamentalmente ceremonial y sustituirá en marzo a la primera mujer que ocupó el puesto, Katerina Sakellaropoulou.
Iohannis dimite: el presidente de la república de Rumanía, Klaus Iohannis, ha dimitido esta semana para evitar que la extrema derecha le tumbe a través de un proceso de impugnación que, de salir adelante en el parlamento, para lo que tenían los números, habría acabado con él suspendido y a la espera de un referéndum para que los ciudadanos rumanos votaran si debía continuar o no en el cargo. Todo parte de la decisión del constitucional rumano de anular las elecciones presidenciales de finales de 2024, después de que el candidato prorruso y de extrema derecha Călin Georgescu diera la sorpresa ganando la primera vuelta, apoyado, según la inteligencia rumana, por Rusia. Fue esa ayuda (interferencia) la que justificó la anulación de los comicios, que se debían repetir en mayo y a los que ya no se podía presentar Iohannis. En todo caso, todavía no se han mostrado pruebas claras de que Moscú estuviera directamente implicada en el resultado de aquella anulada primera vuelta. Esta semana los servicios de inteligencia han hecho registros en la vivienda del jefe de campaña de Georgescu. “Para librar a Rumanía y a los ciudadanos rumanos de esta crisis, de esta evolución innecesaria y negativa, dimito del cargo de presidente de Rumanía”, señaló Iohannis, que forma parte de la familia del Partido Popular Europeo (PPE). Las encuestas siguen apuntando a que Georgescu ganará en mayo y se convertirá en presidente de un país importante en los esfuerzos de la OTAN por apoyar a Ucrania.
¿Islandia en la Unión Europea?: Kristrún Frostadóttir, nueva primera ministra islandesa, ha prometido un referéndum en 2027 para que los ciudadanos del pequeño país nórdico decidan si quieren relanzar las negociaciones con la Unión Europea. Los socialdemócratas de Frostadóttir ya iniciaron negociaciones de adhesión al club en el pasado, pero esa decisión, que no fue sometida a referéndum, fue muy divisiva, rompiéndose en 2013 tras un cambio de Gobierno a manos de partidos conservadores. Frostadóttir ha explicado la lógica de su decisión de relanzar las negociaciones en una entrevista interesante con el Financial Times, en la que subraya que la decisión no debe estar impulsada únicamente por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y las amenazas
Elecciones en Kosovo: el partido gobernante en Kosovo, el Vetevendosje del primer ministro Albin Kurti, ganó las elecciones legislativas del pasado domingo, aunque sin mayoría absoluta, quedándose ligeramente por encima del 41%. Kosovo se independizó unilateralmente de Serbia en 2008, razón por la que algunos Estados miembros de la UE, como España, no reconocen al pequeño país báltico de mayoría albanesa. La tensión entre Belgrado y Prístina sigue muy presente, especialmente en el norte del país, donde hay unos 50.000 serbios que se niegan a reconocer la independencia de Kosovo, mientras que la administración central kosovar busca limitar sus lazos con Serbia. En segundo lugar, aunque a mucha distancia del Vetevendosje, quedó el partido conservador PDK, seguido del también conservador LDK. Kurti, de izquierdas, ha atacado duramente al PDK y al LDK, asegurando que en ningún caso cerrará un acuerdo de coalición con ellos. Los analistas sobre el terreno avisan de un cuadro de mucha inestabilidad interna.